Estimados amigos: Como alguno sabéis, llegue a la fotografía para tratar de conseguir plasmar en imágenes todas las sensaciones que trasmite la naturaleza en estado puro, y desde luego Chile desde el Sur en La Patagonia, hasta el Norte en El Desierto de Atacama es naturaleza pura y dura en condiciones extremas.
Describir con palabras la inmensidad de sus paisajes, lo embriagador de sus colores, y olores, lo espectacular de sus glaciares, la soledad de sus desiertos, es muy difícil y espero que con las fotografías os hagáis una pequeña idea de lo que os cuento.
Llegamos a Chile al final del otoño (chileno), comenzando nuestro viaje por La Patagonia, cuando todo hacía presagiar unas condiciones terribles, afortunadamente no fue así y las condiciones fueron muy favorables.
Iniciamos nuestra andadura por La Patagonia Argentina, en el glaciar Perito Moreno, ampliamente fotografiado pero que resulta escalofriante, después nos dirigimos a Las Torres del Paine, el último espolón del espinazo andino, un auténtico paraíso para los amantes de la fotografía y de la montaña. Caminar durante 4 días por el macizo es una experiencia sin parangón, cada momento un nuevo paisaje, una nueva luz, un nuevo color, cada momento es tan intenso que no quieres dejar atrás ni uno solo de tus pasos.
Tras un breve descanso en Puerto Natales, contemplando los azules aguas del estrecho de Magallanes y del Seno Última Esperanza; nos dirigimos a la zona central del país en la Región de Los Lagos, lugar de verdes bosques y azules lagos cristalinos, pero donde desgraciadamente las lluvias intensas no me dejaron hacer buen uso del equipo.
Después de pasar por Santiago de Chile, proseguimos hacia el norte, al desierto más árido del mundo, el desierto de Atacama, donde la temperatura de día puede llegar fácilmente a los 30 grados y bajar a -10 grados en la noche. Un lugar duro e inhóspito pero un auténtico paraíso para los cazadores de la correcta exposición, del color y de la luz.
El intenso azul del cielo contrasta con la dura e inmensa orografía, donde las lagunas saladas reflejan sus altísimos volcanes como si la realidad se desdoblara o como si el suelo estuviera jalonado de espejos.
Los amaneceres y atardeceres son tan intensos que le vello se te eriza.
Sin duda un lugar increíble y unos recuerdos imborrables.
Ricardo Manzanilla.