Luis Miguel Ramos Blanco. Focus. La mañana del viernes del 11 de mayo de 2012, un grupo de socios de FOCUS, desalojamos la que ha sido nuestra sede durante veinticuatro años, en Ordoño II 12. Abandonamos el barco después de un largo viaje, varado y semihundido por un cañonazo perfectamente dirigido, que le alcanzó de lleno en su línea de flotación.
El piso, en estado lamentable por las goteras y la desidia, representaba una amenaza para la integridad de quien osara traspasar el umbral de su puerta. Nos habían cortado la luz y el agua desde hacía más de un año, en una clara invitación a que abandonáramos. También habían descerrajado las puertas de los habitáculos donde guardábamos el material fotográfico, reunido a lo largo de más de dos décadas, gracias a las aportaciones y el sacrificio de muchos socios. Desde hace tiempo, hemos notado la falta de algunos enseres, pero como no conocemos quien o quienes se los han llevado, no ponemos nombre ni rostro a los ladrones. Tenemos sospechas, pero nos faltan evidencias.
Tal vez, ese lugar no haya representado gran cosa para determinadas personas, por su incorporación más tardía a la Asociación, para otras, entre las que me encuentro, al cobijo de esas viejas y desconchadas paredes; bajo esos techos hundidos por la sordidez de la humedad y las goteras, perviven espíritus amigables, que están ligados al tiempo primigenio de la fundación de FOCUS, y sobre todo, a las mujeres y hombres vinculados a esos días de profunda amistad y auténtico renacimiento fotográfico. Hoy con la perspectiva del pasado, estamos en condiciones de afirmar, que nuestro nacimiento en León, supuso una auténtica primavera entre los numerosos amantes de la imagen fotográfica.
En ese espacio aprendimos y enseñamos distintas técnicas de revelado y de iluminación. Semanalmente y por encima de condiciones climatológicas extremas -el frío entre otras- de León, nos reunimos con una fidelidad casi sagrada, y esa costumbre permaneció inalterable en el tiempo, entre las nuevas hornadas de socios que se iban adhiriendo.
También allí, con la compra de un proyector de fundidos para diapositivas, adquirimos el hábito de ir mostrando con audiovisuales, los trabajos de socios que libremente deseaban exponerlos. Con esas mimbres, decidimos llevar a otros espacios, como el salón de actos del ILC de la Diputación, el de Caja España en la calle Santa Nonia o la Universidad de León, esos audiovisuales mucho más elaborados, con música de fondo, y era una auténtica delicia por sus efectos a veces espectaculares, cuando conseguíamos reunir en el proyecto, la calidad fotográfica y la compenetración musical.
Estas y otras experiencias ligadas todas a los años de vida de FOCUS o lo que es lo mismo, a la sede que nos han forzado a abandonar, pasaron por mi mente el pasado viernes, en las constantes subidas y bajadas junto a varios compañeros y amigos, por las antiguas y destartaladas escaleras de madera, portando cajas con material o en los últimos pasos por los espacios desolados de lo que un día fue el cuarto oscuro, con su falso techo de escayola desplomado y esparcido por el suelo, y el salón de reuniones, compartido con otros grupos…antaño llenos de vida y efervescencia juvenil.
La luz tamizada y gris de un día nublado, se colaba a través de los amplios ventanales del salón que dan al exterior de la calle. Una última mirada no exenta de nostalgia y compartida con un socio amigo, fue el epílogo a una época que para FOCUS supone, a mi humilde entender, el fin de un ciclo y el comienzo de una etapa nueva que está por escribir; ojalá tan larga y fructífera como esta que termina.
Que nostalgia me ha entrado al leer tu articulo LuisMi, que recuerdos…………No se como lo haces pero cuando escribes siempre apuntas al corazón……………..y le das de lleno. Julia
Emotivas palabras Luismi. Yo también sentí nostalgia cuando recogimos lo que quedaba. En ese lugar fue donde la fotografia cobró un sentido para mi. En aquel cuarto oscuro muchos aprendimos a revelar en blanco y negro y se convirtió en un lugar mágico para algunos de nosotros. Con lo que significaba para nosotros y sobretodo para los que habéis estado ahí tantos años, ver como esta el edificio y tener que abandonar así hace que te quede una extraña mezcla de sentimientos: rabia,nostalgia e impotencia.
Estoy de acuerdo con los tres: con Julia la nostalgia y que LuisMi siempre apunta al corazón; Con Luis, lo del laboratorio, lugar mágico donde aprendimos tantas cosas, y por fin la fotografía cobraba un sentido para alguno de nosotros y con LuisMi estoy de acuerdo en todo… siempre tubo la cabeza bien amueblada… Echare de menos ese local, ese laboratorio, ese fresco en alguna de nuestras reuniones cálidas… todos esos amigos con los que compartí tantas cosas… Que tiempos aquellos… Cuantos buenos recuerdos… Menos mal que he vuelto a recuperar viejas amistades, también he conocido a gente nueva que ya considero amiga… ojalá pronto tengamos un sitio que compartir… UN ABRAZO FOCUS
Cuando redacté «Fin de un ciclo», lo hice, no solamente pensando en los sentimientos que asaltaban mi persona. Sabía que del otro lado, había amigos y amigas con un pálpito similar al mío. ¿Como no recordar, por ejemplo, las horas pasadas en el laboratorio, a la luz ténue y rojiza del piloto de seguridad, sonando una música de fondo, salida de una vieja radio como compañera? De repente, mirabas el reloj y habían pasado cuatro horas. El tiempo en el cuarto oscuro, no corría…volaba!!!
Cuando escribí el texto, lo hice también pensando en Alejandro, Ana, Elena, Andrés, Jesús, Paco, Julia, Juan, Luis, Chema…y una lista interminable de buena gente, que nunca se borrará de mi memoria.
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