EFE. Pakistán ha sido objeto frecuente de la mirada de los reporteros gráficos de todo el mundo, pero ahora acoge por primera vez la World Press Photo, considerada la más prestigiosa muestra global de fotoperiodismo.
Tras meses de labor y gracias al impulso de la embajada holandesa, las exhibición de las 158 fotografías, premiadas en 2012 por el jurado del certamen, abrió al público en la ciudad oriental de Lahore, empeñada en recuperar la capitalidad cultural de este país.
La convulsa situación paquistaní había sido en ediciones anteriores protagonista del concurso, como en el trabajo sobre las inundaciones en Pakistán, realizado a principios de esta década por el australiano Daniel Berehulak y galardonado hace dos años.
La imagen más polémica, no obstante, de la muestra que llega al país asiático es un retrato frontal con el torso desnudo de una activista del colectivo ucraniano Femen, obra del francés Guillaume Herbaut y colocada en un discreto rincón de la sala de exposiciones.
«Aquí podemos ver la más espantosa de las imágenes, pero tenemos un enorme problema con la desnudez», reconoció la responsable de la galería que acoge el evento, Tania Sohail, quien tuvo la última palabra para la autorización oficial de la exposición.
«Desde que vi las fotos, pensé que tenían que venir a Pakistán y que había que correr el pequeño riesgo de mostrarlas», añadió la galerista, quien añadió que la realidad mostrada en las instantáneas no se puede negar «ni esconder bajo la alfombra».
«La gente ya sabe que en esta galería se muestran cosas a veces complicadas, así que no creo que el público tenga ningún problema. Si hay alguna polémica, vendrá sobre todo de los periodistas» , afirmó Sohail poco antes de que se abrieran las puertas.
La muestra, que reúne la obra de 57 fotógrafos de 24 países, se mantendrá abierta en la galería Al Hamra hasta el 12 de marzo.
Aunque abrió al público el pasado martes, la inauguración oficial del evento fue el lunes y reunió a autoridades locales y a numerosos reporteros que estuvieron muy atentos a la reacción de los representantes oficiales ante la controvertida imagen.
Sin embargo, no hubo lugar a la polémica, porque los invitados de honor pasaron hábilmente de largo ante la fotografía de la activista semidesnuda.
Los organizadores han colocado a la entrada de la sala un rótulo que advierte de que la muestra contiene imágenes «culturalmente diversas».
«Sabemos que hay temas sensibles y que algunas fotos pueden crear incomodidad o extrañeza. Pero en eso no hay mucha diferencia entre Pakistán y, por ejemplo, América del Sur», afirmó el delegado de la Fundación World Press Photo para esta muestra, Erik de Kruijf.
«Para mí, era muy difícil saber realmente qué era posible y qué no, pero por mi experiencia en varios países creo que en general es posible mucho más de lo que uno piensa de entrada», añadió de Kruijf.
«Tenemos un sector muy conservador con una opinión propia sobre qué se debe mostrar y qué no», explicó Sohail, quien defendió, no obstante, que las imágenes expuestas deben ser «una bofetada para despertar a la gente sobre lo que pasa en el país y el mundo».
Tras reconocer que para la exposición del World Press Photo se ha contratado más seguridad de la habitual, la galerista bromeó con la posibilidad de que algún radical pudiera intentar dañar la polémica fotografía: «A lo mejor alguien intenta llevársela a casa».
La reacción de los primeros visitantes de la exposición fue de mucho interés y absoluta normalidad ante las imágenes más chocantes.
«La gente del mundo es la misma en cuanto a cómo vive la tragedia y la felicidad» , explicó una de las asistentes, Mubashira Samir, quien se mostró contenta de que «personas de diferentes partes del mundo compartan cosas e intenten entenderse mutuamente».
Otras dos jóvenes espectadoras de la muestra, Zubia y Fátima, se mostraron impactadas ante algunas de las fotografías, aunque, en palabras de la primera, la exposición «está bien, porque muestra los sufrimientos de muchos musulmanes».
«A algunos quizás no les gusten algunas de las fotos», reflexionó Zubia, ante lo cual su colega respondió tajante: «Esto es simplemente la realidad».