Una soleada mañana de primavera de hace unos diez años, varios fotógrafos españoles se acercaron hasta la localidad de Huete (Cuenca) para localizar con su ojo experto la sede idónea de un futuro museo de la fotografía. El premio Nacional Ramón Masats, Juan Manuel Díaz Burgos, Vicente López Tofiño, entre otros, decidieron que un antiguo convento renacentista de dos pisos, medio en ruinas pero ubicado en una pequeña elevación desde la que se veía un valle con viñedos, era el lugar propicio. Sobre esas piedras se levanta desde ayer el Museo de Fotografía de Huete en el antiguo convento para monjas de Jesús y María.
En un país donde —en parte por falta de apoyos públicos y en parte por la endémica desidia con respecto al rico patrimonio fotográfico español— no abundan los museos de este tipo, el aficionado se encontrará con una agradecible excepción: un imponente edificio de planta rectangular de 2.600 metros cuadrados con su claustro de arcos de medio punto y del que se ha sacado su piedra clara original. El centro albergará exposiciones temporales y una colección permanente en la que se turnarán las más de 1.000 fotos de la Fundación Antonio Pérez. El edificio cuenta además con sala de audiovisuales, talleres y conferencias y una biblioteca.
A la inauguración, que tuvo lugar ayer, asistieron importantes nombres de la fotografía española actual, como Cristina García Rodero, José Manuel Navia, Ricky Dávila o César Lucas.
El hombre que llevó a los fotógrafos a este pueblo en el que hoy viven unos 2.000 habitantes es el fotohistoriador Publio López Mondéjar(Casasimarro, Cuenca, 1946), académico de Bellas Artes, que quiso unir su pasión por la fotografía con el amor a su tierra. Con la inauguración de este espacio, rehabilitado durante los dos últimos años gracias a los 700.000 euros de los fondos Leader de la Unión Europea —destinados a ayuda al campo y zonas rurales—, el nuevo museo aspira, según su director, Jesús Carrascosa, a atraer a unas 10.000 personas al año.
El Museo de Fotografía de Huete, dependiente de la Diputación de Cuenca (que lo financia en un 80%) abre con la exposición Françesc Català-Roca. Obras maestras —incluida en el festival fotográfico PhotoEspaña 2015—, con cerca de un centenar de obras de uno de los mitos de la fotografía española. La muestra, abierta hasta el 30 de agosto y comisariada por Chema Conesa, exhibe en la planta baja del edificio conocidas imágenes de Català-Roca (Valls, Tarragona, 1922-Barcelona, 1998), que recorrió España para documentar la sociedad del país, hasta atesorar un archivo de más de 200.000 negativos. Amigo de Miró, Chillida y Duchamp, aprendió la técnica de su padre, también fotógrafo, y fue el primero de su oficio distinguido con el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1983. Enrique Vila-Matas dijo que mirando sus fotos tenía la sensación de que Català-Roca “se adentró en un proyecto que parecía buscar que en el futuro sus imágenes fueran como citas literarias”.
En este recorrido expositivo está la famosa imagen que muestra por detrás a seis mujeres que pasean por la Gran Vía madrileña cogidas del brazo, el retrato de Dalí, la serie sobre la corrida del torero Luis Miguel Dominguín en Carrascosa del Campo (Cuenca) o la ternura de Gitanilla (1950), la niña descalza que sostiene en sus brazos unos harapos con el fondo de las chimeneas de la Barcelona industrial.
Escaleras arriba, con un techo de artesonados de madera y con la recuperada piedra de los muros como telón de fondo, se exponen más de un centenar de imágenes de varios autores pertenecientes a los fondos de la Fundación Antonio Pérez, que suma más de 1.000: de estas, unas 400 son de Isabel Muñoz, 200 de Ricky Dávila, 150 de Luis Escobar, 65 de Masats, 42 de Nicolás Muller… Hay conversaciones para incorporar más piezas de otros fotógrafos, así como el archivo personal de Publio López Mondéjar, otras 1.000 fotografías.
Todo ello ha sido posible gracias a la labor del artista, coleccionista y mecenas Antonio Pérez, que con 81 años recién cumplidos se paseaba esta semana por el edificio para supervisar los últimos detalles. Pérez es testigo privilegiado de la vida de grandes artistas e intelectuales españoles de la segunda mitad del siglo XX que fueron sus amigos en Cuenca, y después en París: Antonio Saura, Luis Gordillo, Manolo Millares, Jorge Semprún y Juan Marsé, entre otros.
En esta primera muestra de la colección permanente, que se renovará cada dos meses, dominan las 30 fotos del fotógrafo- viajero Luis Escobar (Villalgordo del Júcar, Albacete, 1887-Albacete, 1963), un insólito personaje que recorrió entre 1920 y 1950 más de 200 pueblos de la zona para retratar sobre todo grupos de personas. ¿Por qué grupos?: con una sola foto podía hacer 20 copias que cobrar. Por las noches, este retratista de elegante bigote dejaba la cámara y cogía su acordeón para animar las tascas en las que se gastaba las perras que había reunido…