Fotógrafodigital / La obra del norteamericano Garry Winogrand (1928 -1984), un fotógrafo reconocido pero poco visto en España, va a estar expuesta hasta el 3 de mayo en la Fundación Mapfre de Madrid (Sala Bárbara de Branganza) en la muestra que lleva su nombre y que constituye la primera gran retrospectiva del autor organizada en el último cuarto de siglo.
Influido por Walker Evans y Robert Frank, amigo de Diane Arbus y de Lee Friedlander, aficionado a la música y poco dado a hablar de fotografía, así era Garry Winogrand, un nombre fundamental en la historia de la fotografía de la segunda mitad del siglo XX que murió joven y dejó más de 6.600 rollos sin revelar porque en la última etapa de su vida salía a la calle para fotografiarla pero ni siquiera procesaba sus carretes. Parte de esas imágenes ignotas se encuentran ente las 200 que se muestran por lo que esta exposición cuenta con un atractivo añadido al derivado de poder contemplar en su conjunto una colección representativa de la producción de este artista.
El recorrido de la antológica está dividido en tres grandes bloques. El primero, “Bajando desde el Bronx”, que recoge las fotografías tomadas por el artista en Nueva York, desde sus inicios en 1950 hasta 1971; el segundo, “Un estudiante de Norteamérica”, en el que se presentan fotografías del mismo periodo de tiempo pero realizadas fuera de esta ciudad; y “Auge y crisis” perteneciente a la etapa en el que el tono de su trabajo cambió radicalmente, en el que la exuberancia y la alegría desaparecieron gradualmente y en que apenas hay muestras de movimiento en las imágenes, que carecen por completo de la enérgica agitación de la multitud urbana que marcó su trabajo anterior. En esta etapa los escenarios protagonistas son los de Texas, California del Sur, Chicago, Washington y Miami.
“Podríamos decir que soy un estudiante de fotografía, y lo soy, pero lo que soy de verdad es un estudiante de los EE UU”, declaró Winogrand cuando le preguntaron de donde nacía su afán casi neurótico por salir a la calle y retratar todo lo que sucediese con una cámara Leica M4, en la que montaba una lente gran angular preenfocada —no deseaba perder tiempo en buscar el foco—, intentando adaptar su ritmo fotográfico al frenético de la ciudad. Disparaba una foto tras otra, despreocupado del encuadre, buscando la rapidez y el instante. Y en la última etapa de su vida despreocupado también por el positivado del material que producía de lo que da buena idea el hecho de que a su muerte quedaron sin revelar unas 250.000 fotografías que jamás habían sido vistas.
Es uno de los padres de la fotografía callejera y su reporterismo inspirado y rompedor en planteamientos fue reconocido por el MOMA que empezó a mostrar sus trabajos a partir de 1963 y le dedicó una gran retrospectiva en el año 1988. Actualmente, está presente en todas las colecciones de los grandes museos, y esta gran retrospectiva organizada por el Museo de Arte Moderno de San Francisco y la Galería Nacional de Washington se encuentra en itinerancia por el mundo.
Todos aquellos que no puedan disfrutar de esta importante retrospectiva en directo pueden acceder a una parte importante de sus contenidos en la web monográfica que la Fundación Mapfre ha preparado a tal fin: Garry Winogrand, retrospectiva
En el siguiente vídeo se puede seguir una conferencia sobre Winogrand pronunciada en la Fundación Mapfre por Leo Rubinfein que fue pupilo del fotógrafo americano y es experto en la obra de su maestro.