La Nueva Crónica / Fulgencio Fernández / Queridos lugareños», se atrevió a decir Mauricio Peña a los asistentes a la inauguración de su exposición ‘León entre 2 siglos. 30 años de fotoperiodismo’ que este jueves llegó a las paredes de la Casa de León en Madrid. «Y es que sólo en Madrid todos los leoneses se sienten del mismo pueblo, León».
Es lo que hace unas décadas se dio en llamar ‘la embajada’ de León en la capital de España, la vetusta Casa de León en Madrid, en la Calle del Pez. Desde ayer este lugar es «más embajada que nunca»pues huele a León por todas sus fotografías, aquellas que Mauricio Peña seleccionó como «las más significativas» de las más de 500 que antes seleccionó para el libro ‘León entre 2 siglos’, que a su vez eran la esencia de las miles y miles de imágenes que guardaba en su archivo desde que llegara a la ya desaparecida La Crónica de León en el año 1986. Una de las primeras es, a su vez, una de las más significativas, más suyas, y más comentadas ayer. La foto de Vicente el de Riaño, en madreñas, levantando su vara contra un ‘pelotón’ de guardias civiles, la elegida para la portada del libro, la que mejor define a la forma de hacer de Mauri.
Mauricio Peña estuvo acompañado en la presentación por el encargado de actividades culturales de la Casa de León en Madrid, Chema Hidalgo; y el coordinador ejecutivo y el director de Nueva Crónica, Jesús Sanz y David Rubio, respectivamente. Alfredo Canal, presidente de la entidad, fue asimismo el anfitrión del acto.
De esta condición de ‘casa común’ habló Jesús Sanz, al señalar «que era obligado estar aquí, esta casa es la mejor representación de nuestra tierra en la capital, nuestra embajada».
David Rubio quiso mostrarse cercano y cómplice del fotoperiodismo, al que admira tanto como al protagonista de ayer en la Casa de León en Madrid, pero fue sincero al reconocer que «veo negro el futuro de la buena fotografía en los periódicos pues todo el mundo se cree fotógrafo, todos hacen fotos con sus móviles o sus cámaras…». Sin embargo, sí quiso ver futuro para la prensa «de papel» aunque, bien es cierto, otro futuro:«Creo que debernos alejarnos de la información política, con la que hay saturación y hasta cierto cansancio, y apostar más por la opinión, el análisis reposado y documentado».
Resaltó David Rubio de la personalidad y el trabajo de Mauricio Peña algo que siempre le ha llamado la atención desde que lo conoce, cuando llegó para hacer prácticas a La Crónica. «Las veces que salí a hacer algo con él me llamó la atención su capacidad de entusiasmarse. Ha pasado mucho tiempo y ahora, como director, veo al mismo personaje, el mismo entusiasmo cada mañana, el mismo entusiasmo en cada reportaje… Yla discreción, Mauricio parece que nunca está, pero siempre aparece con la fotografía».
El gran protagonista de la tarde, que reconoció que sufrió mucho para reducir la exposición a tan solo 24 fotografías, la mayoría en blanco y negro, de los primeros años de las tres décadas que abarca la muestra. Esta selección le llevó a una reflexión:«La mayoría de estas imágenes son irrepetibles, porque son irrepetibles las situaciones, los personajes y la forma de trabajar». Añoró aquellos tiempos en los que era posible acceder a todos los sitios y a todos los protagonistas, «aunque hubiera que buscarse la vida, como nos ocurría en Riaño, donde a primera hora de la mañana cercaban el pueblo las fuerzas de la guardia civil pero ya muchos ya habíamos entrado antes de amanecer. Ahora la mayoría de los personajes están blindados y quieren que se utilicen las fotografías que les hacen sus gabinetes de prensa, imágenes planas, postales».
Mauricio Peña amenizó sus palabras con un buen número de anécdotas de cada una de las fotografías que integran la muestra que ayer se inauguró. «Para mí estas fotografías ya no son fotos, son historias, cada una guarda una historia, un momento, una anécdota o un personaje». Y desveló algunos jugosos secretos que esconden algunas de las imágenes de la exposición, que viaja desde las imágenes en blanco y negro de la demolición de los pueblos del valle de Riaño a las de la muerte violenta de Isabel Carrasco, de evidente actualidad en estas fechas.
Se mostró convencido Mauricio Peña de que las claves para estar en el momento oportuno para tomar estas imágenes son las que apuntó David Rubio en sus palabras:«Discreción e ilusión. Los fotógrafos tenemos que ser como los camareros de los bares, parecer que no estamos pero estando, viendo y escuchando;y, a su vez, no perder la ilusión. Yo la alimento cada día cuando encuentro a algunos personajes irrepetibles de los que aún quedan muchos en nuestra tierra».
Ypara alimentar esa ilusión le dio un consejo a los jóvenes que van llegan a este oficio, como fotógrafos o como redactores:«Ser conscientes de que sigue siendo un oficio diferente, vocacional. Yo cuando veo a algunos jóvenes que dan sus primeros pasos en el periodismo y cuando van a trabajar dicen que van a la oficina me preocupa, no quiero ser un abuelo cebolleta pero esto es otra cosa».