Teherán (EFE).- La destacada fotógrafa iraní Newsha Tavakolian revolucionó la esfera de la fotografía profesional esta semana al renunciar al prestigioso premio Carmignac 2014, dotado con 50.000 euros, en defensa de su libertad artística y debido a interferencias de los organizadores en su trabajo.
La artista -que ha publicado sus imágenes en la última década en medios como Time, Newsweek, The New York Times, Der Spiegel o Le Monde- ha devuelto los 25.000 euros que le habían adelantado por un trabajo que ya había finalizado y entregado: una serie de casi 200 fotografías que tenían que haberse convertido en un libro y expuesto en Francia, Italia, Alemania y Reino Unido, según explicó a Efe en Teherán.
Pese a que su obra había sido evaluada y aprobada antes de la concesión del premio, posteriormente surgieron «diferencias irreconciliables» sobre su presentación con el banquero francés y patrocinador, Edouard Carmignac.
«Acepté el premio de la Fundación de Gestión Carmignac creyendo que tendría libertad artística completa para crear un trabajo fiel a mi visión», afirma esta mujer de 33 años.
Su propuesta inicial consistía en «explorar una generación quemada de iraníes», la suya, y convertirse en un espejo de la misma centrándose en mostrar «las sutiles realidades» de la vida de los treinteañeros en la República Islámica.
Sin embargo, cuando presentó las fotos, asegura, Carmignac las despreció y trató de cambiarlas, insistiendo en editarlas personalmente, alterar los textos de acompañamiento y cambiar «aspectos esenciales» de su obra.
El principal encontronazo fue la insistencia del millonario francés de cambiar el título «Páginas en blanco en un álbum de fotos iraní» por «La generación perdida», término que ella tacha de «sobreutilizado», «cargado» de intenciones y «cliché inaceptable».
Tras la renuncia, la organización explicó que esta se debía a que el gobierno iraní había puesto a ella y su familia bajo gran presión.
La artista lo niega rotundamente y explica que se limitó a señalar a Carmignac que, viviendo en Irán, era necesario que fuese «especialmente respetuoso» con sus decisiones artísticas y no tratase de convertir su trabajo en un retrato «innecesariamente controvertido».
La verdadera razón de la renuncia, afirma, es únicamente que el millonario «no logró completo control» sobre las fotografías ni consiguió «imponer su mirada sobre cómo Irán debe ser representado».
Tavakolian espera que su decisión pueda servir de ejemplo para otros fotógrafos.
«No tenemos que aceptar cualquier cosa porque vengamos de países no occidentales, como Irán, América Latina u otros. Debemos creer en lo que hacemos», sentencia.
En su página de Facebook escribió un mensaje leído por cientos de miles de personas en el que anunciaba: «Renuncio al premio Carmignac de fotoperiodismo. Mi libertad artística y mi integridad no pueden ser compradas».