Ángeles García / Pocas cosas hay tan desoladoras como la imagen de un salón vacío y abandonado al paso del tiempo en el que quedan muescas de una vida anterior. Las fotografías de Juan Baraja (Toledo, 1984) suelen mostrar interiores de edificios en plena decadencia, cargados de misterio y expectación. Fotógrafo habituado a transitar entre la publicidad y la creación estética, Baraja ha escogido cuatro retratos de abandono arquitectónico para participar en la exposición Contexto Crítico que hasta el 23 de febrero se puede ver en el espacio Tabacalera de Madrid (Embajadores, 51). El proyecto pretende mostrar el cambio generacional que se ha producido en el ámbito de la fotografía a través del trabajo de veinte artistas cuya edad está en torno a los treinta años, nacidos en España pero con carreras desarrolladas en el extranjero. Salvo su cosmopolitismo, edad y dedicación al arte, los elegidos tienen poco en común. En general, ni siquiera se conocían personalmente antes de la exposición. Los comisarios (Rosa Olivares, Carolina García y Alberto Sánchez) han querido narrar la diversidad de todos estos creadores emergentes unidos solo por su afán de explorar el contexto económico, social y cultural de una sociedad en crisis.
Las amplias salas del edificio de Tabacalera estás ocupadas por salas en las que los artistas elegidos aprovechan para mostrar su trabajo. La diversidad de tendencias y planteamientos son tan numerosas como los participantes: Rubén Acosta, Paula Anta, Juan Baraja, Mikel Bastida, Cristina De Middel, Jorge Fuembuena, Julio Galeote, José Guerrero, Paula Gortázar, Ali Hanoon, Anna Huix, Jesús Madriñán, Juan Carlos Martínez, Ignacio Navas, Vanessa Pastor, Aleix Plademunt, Ángel de la Rubia, Alberto Salván Zulueta, Miguel Ángel Tornero y Antonio Xoubanova. “Esta exposición no es una colectiva más”, advierte Rosa Olivares, “sino una llamada de atención sobre lo mucho que están haciendo los jóvenes artistas desde mundos que tienen poco que ver entre sí, salvo sus ganas de investigar”.
La obra de Paula Anta (Madrid, 1977) sirve de arranque para el recorrido. Sus Paraisos artificiales, una pieza en la que trata de los negocios con flores artificiales en algunas ciudades de Corea del Sur, aporta un cierto calor en un espacio en el que la temperatura es infinitamente inferior a la de la calle.”Los jardines botánicos se mantienen como una isla dentro de las urbes modernas con su ritmo frenético, sus humos de explotación y sus egoísmos”, explica la artista sobre su obra.
Mikel Bastida (Bilbao, 1982) ha dedicado dos años para realizar la serie titulada War Theatre. Las imágenes de gran formato que cuelgan de las paredes recuerdan esas viejas imágenes o escenas de películas que todos hemos visto sobre la II Guerra Mundial. Bastida ha trabajado sobre los mismos escenarios de las grandes batallas (Guadalcanal, Estalingrado, Normandía) con personajes que recrean aquellos episodios bélicos, en un juego en el que la representación se adueña de la memoria.
Una sucesión del interior de vehículos en los que se ha sufrido un accidente conforman la serie crash de Jorge Fuenbuena (Zaragoza, 1979). Cristales rotos, volante con restos de sangre o guanteras abiertas rebosantes de objetos en caída libre, dan idea del drama que sus ocupantes han vivido, aunque no se ofrezca ninguna información sobre las víctimas. La incertidumbre es uno de los temas habituales de este fotógrafo premiado en numerosos festivales. “Desde lo concreto, podemos ver como funciona el mundo”, explica. “Creo que la fotografía muestra la apariencia de las cosas, pero no la traduce”.
En un ámbito muy distinto se mueve la obra de José Guerrero (Granada, 1979). Retratista habitual de paisajes desolados y deprimidos, las incertidumbres meteorológicas le sirven para crear vistas de ciudades que se transforman radicalmente en función de la luz. Londres,El Cairo, Moscú o Almería son algunas de las ciudades elegidas para protagoniza sus poéticas historias. “Desde el comienzo de mi carrera como fotógrafo” cuenta Guerrero, “mi trabajo ha girado en torno a temas como la memoria y el olvido, los procesos de transformación del paisaje y nuestra percepción del mismo a través de la imagen”.
Visualmente potente resulta el trabajo que expone Juan Carlos Martínez (Badajoz, 1978). La serie Les Toilettes muestran a hombres en plena ducha sin saber que están siendo observados, una indiscreción de la cámara que se repite en University Neighbours para ver lo que hace cada ocupante de una residencia de estudiantes parisina, cuando no cree estar siendo observados.
El recorrido completo acaba siendo un auténtico viaje por un mundo en el que todas las tendencias, recursos expresivos y temas son posibles. Historias aparentemente ajenas acaban teniendo un aire de proximidad. y todas las historias tienen un algo que despierta la atención del espectador. Como apunta Rosa Olivares, podrían ser muchos más los elegidos para la exposición, pero no sobra ninguno de ellos”.