EFE / Directores de museos como el Reina Sofía, el Guggenheim de Bilbao o el Thyssen-Bornemisza y coleccionistas como la baronesa Carmen Thyssen o Alfonso Cortina, paseaban hoy por los stand de las galerías presentes en la 33 edición de ARCO, que ha abierto sus puertas a coleccionistas y profesionales.
En un ambiente que se esperaba más optimista del que realmente se respira, ya se han podido ver algunas ventas aunque los compradores se han tomado con calma la visita a los diferentes espacios en los que un año más la pintura es la gran protagonista, seguida de la fotografía, con pocas propuestas arriesgadas. Estrellas durante años, el vídeo y las instalaciones casi han desaparecido.
Ello hace que el recorrido por ARCO sea menos sorpresivo ya que existe bastante contención y la tónica general es que se presenta un certamen poco rompedor, ya que en definitiva de lo que se trata es de vender y al parecer los galeristas confían más en apuestas seguras para acabar de forma positiva una semana que encaran desde posturas muy diferentes.
En estas apuestas seguras se llevan la palma los artistas españoles con presencia especial de Picasso, Miro, Juan Gris, Palazuelo, Jaume Plensa, Cristina Iglesias, Juan Usle, Manolo Valdes, Barceló, Luis Gordillo, Susana Solano, Eduardo Arroyo o Ballester,
Pasada la cortina de humo que supuso el anuncio de la rebaja del IVA al 10 por ciento en el arte, los responsables de las galerías no dudan en tachar la medida de «chapuza», como es el caso de Álvaro Alcázar que considera que la decisión adoptada por el Gobierno «lo único que hace es potenciar la venta directa entre los artistas y los clientes, ya que yo tengo que facturar con el 21 por ciento».
Con unos resultados muy positivos el pasado año, este galerista espera que la presente edición sea mejor pues «desde el mes de junio en la galería se ha notado más movimiento, aunque aumentar un treinta por ciento las ventas es más un deseo que otra cosa».
Para contribuir a ello se ha traído a la feria dos obras de gran formato de Eduardo Arroyo «del año 2003 que se han visto poco y que están valoradas en 84.000 euros más IVA cada una de ellas», así como destacadas piezas de Rafael Canogar.
Si para Álvaro Alcázar es una chapuza, para Manuel Fernández Braso la rebaja del IVA «es un cuento» que ha transmitido al sector «mucha confusión. Nos han engañado, no hemos sabido entenderlo».
Palazuelo y Julio Le Parc son las dos apuestas de este galerista que, aunque no ha colocado ningún punto rojo que refleje las ventas, confiesa que «ya ha habido alguna».
La que si ha puesto varios puntos rojos es IvoryPress en cuyo stand han coincido la baronesa Thyssen, Álvaro Cortina, Jaume Roures, Leopoldo Rodes, Alaska y Mario Vaquerizo.
«Estoy muy contenta. Han venido varios coleccionistas americanos que me han comentado que estaban sorprendidos de la altura de las obras mostradas y de la pureza de la feria», comentó a Efe la responsable de la galería Elena Ochoa.
Esta galería había vendido ya a primera hora tres obras de pequeño formato de Jerónimo Elespe y un cibachrome de Juan Usle. Dominando este espacio se encuentra una escultura de Ai Weiwei, valorada en 242.000 euros, y otra de Cristina Iglesias, a un precio de 200.000 euros.
Entre las galerías extranjeras, Stefan Ropke ha apostado por las fotografías de Robert Mapplethope, con precios que van desde 15.000 hasta una copia única de 180.000 euros.
Sorprendido con ARCO paseaba por los pasillos el ministro de Cultura de Finlandia, país invitado de honor en esta edición, quien confesaba sentirse impresionado por la calidad de la feria.
También se ha podido ver en esta primera jornada a varios artistas, aunque menos que en otras ocasiones, entre ellos a Eduardo Arroyo para quien lo más importante es que todavía hay artistas jóvenes que tienen pasión y creen en su trabajo. «Es muy difícil terminar con el arte, aunque todo el mundo lo intenta, no lo consiguen».