EFE / El fotógrafo Pablo Torres fue testigo directo del atentado del 11-M y autor de una de las imágenes que dio la vuelta al mundo. Esta fotografía forma parte de la exposición «El 11-M, diez años después», en la que se pueden contemplar cinco imágenes inéditas de los sucesos.
Premio Ortega y Gasset de Periodismo Gráfico 2005, Torres viajaba en un tren procedente de Parla, cuando se encontró con el convoy en el que habían explotado cuatro bombas próximo al polideportivo de la calle Téllez.
Formada por treinta y cuatro fotografías a color, la exposición, que abrirá sus puertas mañana en el Centro de Fotografía EFTI, muestra la realidad más cruda del terrorismo, «pero también la solidaridad que ese horror provoca», según Torres.
El fotógrafo ha querido hacer «un alegato contra los terrorismos y una propuesta para que la gente reflexione sobre la barbarie de nuestro tiempo, además de una invitación a la recuperación de las víctimas, ya que no podemos vivir en duelo permanente».
La exposición se inicia con una imagen tomada desde el tren en el que Pablo Torres se dirigía hacia su trabajo «leyendo el periódico. En segundos pasé a estar en un escenario de guerra».
Sin pensarlo, cogió su cámara y tomó más de sesenta fotografías, «muchas de las cuales no las he mostrado nunca, porque son demasiado crudas. Hay que dejar que pase más tiempo», comentó a Efe el autor de una de las imágenes más reproducidas de los atentados y que se exhibe en el primer apartado de la exposición.
«Es una fotografía que resume todo lo que ocurrió ese día. Hay muertos, heridos, supervivientes, civiles ayudando, el tren destrozado con personas dentro. Creo que es un relato de los hechos», afirmó Torres, quien recordó que «horrorizado» iba recorriendo el talud que separaba los dos trenes, sin dejar de tomar fotografías.
Las imágenes revelan que, junto a cada herido, había una persona atendiéndole, «por lo que hice lo que sabía hacer. Sin pensarlo puse la máquina en automático, dejé la mente en blanco y tomé las imágenes en un momento en que desconocíamos lo que había ocurrido. No teníamos consciencia de la dimensión del atentado».
Para Pablo Torres, lo que muestran las imágenes es un escenario de guerra «que me recuerda a Goya y a sus ‘Desastres’ de la guerra».
En este grupo de instantáneas, en el que se pueden ver cinco fotografías inéditas, se han incluido también algunas tomadas en el hospital de campaña improvisado que se montó en el polideportivo de la calle Téllez.
El segundo apartado de la exposición está dedicado al duelo en la estación de tren de Atocha, donde miles de velas recordaban a las víctimas del atentado. «Tomar estas imágenes fue más duro, porque yo ya era consciente de lo que había pasado. Con ellas quería recoger las muestras de respeto de la gente».
El fotógrafo ha incluido también un «epílogo al atentado, con la inmolación de los terroristas que se suicidaron en un piso de Leganés«, representado con imágenes de los efectos de la explosión en la casa. «En ellas aparecen agentes de las fuerzas de seguridad y bomberos que tuvieron que actuar en este suceso y a los que he querido rendir un homenaje», advirtió.
Son imágenes sencillas «en las que mi intención era reflejar aquello que veía la gente. Siempre he trabajado en el documento gráfico; creo que la foto artística es algo diferente», comentó Pablo Torres.
La exposición finaliza con una selección de doce imágenes de «víctimas y héroes», de aquellos voluntarios que de forma generosa y desinteresada ayudaron a los heridos, también protagonistas de algunas de las imágenes.
«No he querido poner los nombres de los protagonistas de las fotos, porque con su anonimato representan a todos los héroes de aquel día», a muchos de los cuales se puede reconocer en las imágenes del atentado con las que se inicia la muestra, la cual estará abierta hasta el 3 de abril.