Mary-WilsonDiario de León / La fotografía estaba ahí en sus ojos, pero reposaba entre lo cotidiano. Como en otros casos, llegó un día que el objetivo cambió de dirección, y el paso le llevó a una vocación artística que ahora desarrolla como Mary Wilson, un buen nombre que remite a la música, a The Supremes, aunque en sus trabajos haya otras constantes como el retrato o el autorretrato. La labor de Cristina Gómez como fotógrafa de Ediciones Chelsea, en esa imperdible serie que es Mis Documentos, reporta una mirada diferentes sobre músicos como Xoel López, Jorge Martí, Nani Castañeda, Fernando Pardo, Álex Cooper… Pero ahora, a esta leonesa le toca un nuevo salto: inaugura en Gijón una exposición que se compone de 15 fotos en las que el mar y el verano son los protagonistas. Junto a ello, Mary Wilson se muestra también agradecida por haber participado este año en el calendario de 2015 de la Plataforma de Voluntariado de España (12 miradas de solidaridad) en donde comparte meses con creadoras de la talla de Colita o Ouka Leele.

—Seleccionando fotos para la exposición, ¿encuentra el fotógrafo nuevos hilos conductores?

—Definitivamente, seleccionar no es lo mío. No sé si es una cuestión zodiacal o de carácter, pero me cuesta mucho descartar imágenes. Todas me dicen algo porque evidentemente hay un elemento subjetivo en cada una de ellas. En este caso concreto, se trata de fotografías tomadas en diferentes lugares y momentos, con la idea de la exposición en la cabeza, pero efectivamente, una vez hecha la selección, todas tienen algo en común: el verano y la mirada de un niño.

—Cuando hace fotografías, ¿siente que hay instantes que quedan sin captar? Lo que se supone que es combustible para seguir…

—Hago muchas fotografías. Desde que comenzó la era digital, todos hacemos más fotografías que antes: es mucho más barato y más fácil. A pesar de que siempre habrá momentos que no queden registrados en imágenes, no tengo esa sensación que describes, sino todo lo contrario: la satisfacción de haber estado en el sitio perfecto en el momento clave y poder guardarlo para siempre. Ése es más bien el motor: ser un conservador de emociones.

—A través de todo este tiempo, y, sobre todo, con Mis Documentos como proyecto, ¿se atrevería a definir cuál sería el retrato conjunto de todos esos músicos?

—Me gusta mucho el proyecto de Ediciones Chelsea y formar parte de la colección Mis Documentos. En realidad, las fotografías de todos los músicos son un retrato conjunto de la cultura musical de los últimos treinta años de nuestro país. Para muchas personas, algunos o todos esos músicos han formado parte de su vida y le han puesto banda sonora. Toda la colección, y las imágenes, son una llamada de atención: «Eh, aunque no os enteraseis, esto estaba pasando». Me siento muy orgullosa y muy honrada de que todos esos artistas se pongan delante de mi cámara y poder contribuir a que todas las piezas del puzzle musical encajen y «se vean».

—Dice que hace unos seis años que se ha volcado más conscientemente en la fotografía. ¿Recuerda cuál sería la última foto anterior?

—No recuerdo la última foto que hice antes de empezar más en serio con esto de la fotografía. De repente, descubrí que me gustaba hacer fotos, comencé a leer, a hacer cursos, a buscar información, a practicar, a inspirarme… Poco a poco, la cosa empezó a ponerse seria y aquí estamos.

—Y si se encontrara por la calle a Mary Wilson, de The Supremes, ¿ya sabe qué retrato le gustaría hacerle?

—Imagínate la escena: «Eh, Mary Wilson, soy Mary Wilson». Lo tengo claro: trípode y disparador remoto. Un dos en uno como Dios manda.

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