Los Mennonitas son una colonia de origen europeo que desarrollan su vida fuera de la civilización en Nueva Durango, Paraguay. Viven de una forma muy peculiar alejados de todas las comodidades que ofrece el siglo XXI.
Alicia Gómez Montano. Si no fuera porque no caminan en pos de la tierra prometida, ni buscan una patria en la que asentarse definitivamente, tendrían muchos puntos en común con los judíos. Como ellos, se creen los elegidos de Dios, pero a diferencia del errante pueblo hebreo, no hacen proselitismo de sus ideas; apenas se conocen entre si -la comunicación entre sus colonias es escasa-, y llevan una existencia austera, idéntica a la que predicaron los primeros seguidores de Menno Simons, -el ideólogo de esta secta religiosa que nació tras la reforma de Lutero en la Europa del siglo XVI- y de quien han tomado el nombre.
Desde entonces sus asentamientos son provisionales y su historia es la de una larga huida. Siempre abandonan los países donde no pueden desarrollar sus ideas o se sienten presionados. Primero huyeron de lo que hoy es Holanda, Suiza y Alemania, aunque conservan los rasgos étnicos y la lengua, un dialecto alemán. Pasaron a Rusia, país que abandonarían siglos mas tarde, para dirigirse a los Estados Unidos y Canadá. El espíritu religioso de los mennonitas chocó de frente con las ideas emanadas de la revolución de Octubre y muchos murieron. Desde entonces -y pese a carecer totalmente de ideas políticas-, ha subsistido en ellos un miedo al comunismo. Hoy están establecidos en México, Belice, Bolivia y Paraguay y viven en pequeñas colonias, cuya ubicación exacta casi nunca reflejan los mapas del pais; lejos de las carreteras y de los núcleos poblados.
www.miguelbergasa.com