Duane-MichalsDuane Michals tiene ya 83 años pero su obra es un punto y seguido por que el maestro aún hoy sigue creando.  La Sala Municipal de Exposiciones de San Benito ofrece hasta el 12 de julio una exposición retrospectiva del maestro americano bajo el título C Duane Michals, que contiene un centenar de fotografías y, lo que es más importante, representa adecuadamente en siete apartados los distintos derroteros creativos que ha seguido la amplia actividad de este poderoso creador de imágenes.

Salvando las distancias, Duane Michals es un Picasso de la fotografía en el sentido de que él también, como el maestro de Málaga, ha iniciado y seguido a lo largo de su amplia carrera artística numerosos caminos creativos. No cabe duda de que son sus series fotográficas las que le hicieron destacar y consolidarse como un valor singular allá por los años sesenta y setenta. También el hecho de haber añadido a las fotografías textos manuscritos.

Sin embargo, la obra de este fotógrafo ha sido también notable cuando ha tratado otros temas. Esta exposición ilustra muy bien esa diversidad y se divide en siete apartados que reflejan su trayectoria: Retratos, Autorretratos, Secuencias, Fototextos, La Casa que una vez llamé Hogar, Sobre Arte Contemporáneo y el Mundo Flotante.

A pesar de esa brillante diversidad, es importante tener claro que lo que ha hecho que Duane Michals consiga una página de la historia de la fotografía es su decisión de utilizar la cámara no para captar realidades sino para inmortalizar situaciones e ideas compuestas en su mente. Es uno de los Padres de la moderna fotografía conceptual de representación. Junto a eso su decisión de desarrollar esas ideas mediante secuencias fotográficas es el otro pilar que más caracteriza y diferencia su obra.

Estos son, uno por uno, los apartados de la exposición que se ofrece ahora al público en Valladolid:

Retratos 

 Después de su exitoso comienzo en la Unión Soviética, Duane Michals decide convertirse en fotógrafo de retratos freelance. Trabaja con las revistas más importantes de Nueva York y retrata a personajes de la cultura y el espectáculo. Con el paso del tiempo, algunos sujetos se repiten, como su amigo de la infancia Andy Warhol. Pero su mayor reto como fotógrafo de retratos es la serie de retratos de René Magritte: Magritte era un ídolo para Michals, y quería viajar a Bélgica para retratarle, introduciéndose en su mundo para devolvernos después una extraordinaria representación del famoso pintor.

Autorretratos El autorretrato es una expresión constante en la producción de Michals, siempre actualizado y con frecuentes referencias biográficas en tono irónico. En particular en este tipo de obras, Duane Michals investiga su ego con inocencia y libre de cualquier convención o cliché: revela sus sueños y miedos y juega con citas y dobles significados.

Secuencias 

 En 1966 Michals realiza su primera revolución en contraste con la fotografía tradicional, introduciendo las secuencias que cuentan historias de ficción. Michals dice que la realidad verdadera es la que se encuentra en el interior de nosotros mismos, junto con todas las demás percepciones que la fotografía clásica nunca será capaz de representar.  

Con la secuencia, compuesta por varias imágenes, Michals trabaja con discursos metafísicos, usando un conjunto muy simple para esta fotografía por etapas. A las personas que lo acusaron de que con esta técnica había redimido su deseo reprimido de hacer cine, Michals respondió que las secuencias son a las películas los que los poemas a las novelas: ¡Tienen una sintaxis completamente diferente!  

Foto-textos 

 La segunda provocación a la fotografía tradicional tuvo lugar en 1974 cuando Michals se atrevió a escribir textos en las fotografías como integración a las imágenes: otra oportunidad de subrayar la imposibilidad de representar la realidad, el mejor ejemplo es la imagen “Hay cosas aquí que no son vistas en esta fotografía! Además, a través de las fotos con el texto, Michals puede desarrollar su filosofía, basada en una mente abierta y tolerante. Como cuestión de hecho, encuentra siempre la manera de captar la atención en nosotros mismos y en los seres humanos en general, con honestidad e intensidad.  

La Casa que une vez llamé Hogar 

 En la serie “La Casa que una vez llamé Hogar” Michals se dejó llevar por sus recuerdos para devolvernos una obra introspectiva, y al mismo tiempo universal. El subtítulo dice “Una memoria fotográfica con verso” y escribe, con el sobre nombre de su infancia, “Sonny regresa a la casa de los fantasmas, donde nació hace setenta años”. Con la franqueza que caracteriza todas sus obras, Michals nos trae su pasado y nuestro pasado, donde la fragilidad humana es releída sin negar verdades incómodas. En 2002 su hogar de la infancia es casi ya una ruina y las secuencias con texto están compuestas de imágenes tomadas en la actualidad puestas sobre amarillentas fotos de familia; recuerdos e historias nos persiguen como si él quisiera exorcizar a los fantasmas que despertó trayéndolos consigo. Pero finalmente la conclusión es que “Nuestras pequeñas vidas son así de perfectas con su dolor y su felicidad”.  

 Sobre Arte Contemporáneo 

 Esta serie representa una fuerte posición sobre arte contemporáneo, o mejor, sobre los vicios y astucias de este mercado. Michals, con la ironía que lleva en su ADN, denuncia la artificialidad de los trabajos que dominan la escena fotográfica recordando: “Nunca intentes ser un artista. Solo haz tu trabajo y si el trabajo es de verdad se convertirá en arte”. Está claro que este pensamiento va en contra de la actitud de las Escuelas de arte, donde las obras son llamadas “producto”. Entre los artistas que atacó se encuentran Cindy Sherman, Nan Goldin, Andrés Serrano o Vanessa Beecroft. Duane Michals revisa sus trabajos creando una parodia con las imágenes y usando textos satíricos para señalar como la crítica oficial habla con un lenguaje encriptado de la apoteosis de su creatividad. Podemos ver, por ejemplo, la transformación de Cindy Sherman, el gigantismo de Gursky o el exceso de Andrés Serrano.

El mundo flotante 

Y finalmente, su último trabajo, que es completamente diferente a cualquier cosa que él hiciera anteriormente. Todas esas fotografías a color están impresas en forma de abanico, inspirado en el arte popular japonés, Ukiyo-e, producido durante el periodo Edo, comenzado en 1620, emulado por varios artistas famosos del siglo XIX. Duane Michals realiza un acercamiento moderno y personal a esta tradición artística. Inspirado por el trabajo de Bonnard, Vermeer y Vuillard, las fotografías de Michals mezclan influencias orientales y occidentales para presentar escenas que desdibujan los límites entre fantasía y realidad y explora la misteriosa y flotante naturaleza de la vida contemporánea.

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