Diario de León. Salvador Guerrero es el comisario de la exposición Geografías de la Institución Libre de Enseñanza que hoy inaugura la Fundación Sierra Pambley. Esta muestra reúne una selección de fotografías actuales de los escenearios en los que discurrió la actividad de los protagonistas de la ILE y que han sido realizadas por Miguel Zabala, Esther Santás, Eduardo Sánchez, Ana Muller, Ferrán Freixa, Luis Fernández y Luis Asín. Todos ellos han iniciado esta cartografía del espíritu institucionista, plasmando lugares como la Residencia, la Fundación Francisco Giner de los Ríos, la casita de la Institución en la sierra de Guadarrama, la Fundación Sierra-Pambley, la Residencia de Señoritas y el Instituto-Escuela.

Salvador Guerrero destaca que cuando comenzó a pensar en la exposición recordó el concepto «lugar de memoria», acuñado por Pierre Nora como una noción abstracta, puramente simbólica, destinada a desentrañar la dimensión rememoradora de los objetos que pueden ser materiales y, sobre todo, inmateriales, es decir, provenientes del mundo de las ideas. Fue así como decidió que la muestra debía convertirse en una cartografía de la ILE, una exposición gracias a la cual se tendieran puentes entre el pasado y el presente de la obra institucionista. «Las ideas de la Institución Libre de Enseñanza, caso de la importancia de la educación como motor de progreso social, tienen un larguísimo recorrido, aunque no lo parezca», destaca Guerrero, que revela que este trabajo es una especie de work in progress que tiene voluntad de continuar. «En los próximos proyectos, se seguirá con los lugares, con los paisajes que poblaron los prohombres de la Institución», subraya Salvador Guerrero, que cita, entre otros escenarios, el valle de Cabuérniga, San Vicente de la Barquera, El olivar de Castillejo o la Quinta de Betanzos. «Se trata de ir identificando lugares y sumar activos», reflexiona.

El comisario decidió qué artistas participarían en la muestra y determinó qué lugares debían retratar. «Ninguno de ellos acudió virgen a la ‘cita’ sino que todos ellos se documentaron con la finalidad de dotar cada porción vislumbrada de la historia de la ILE del suficiente poso personal. «Por eso, al final, se trata de cartografías humanas», explica Guerrero, que añade que, por supuesto, esta reformulación de mapas conlleva una explicación alternativa del mundo. Los bosques de Villablino, por ejemplo, nos hablan de la conservación de la naturaleza propugnada por los hombres de la Edad de Plata y las colonias escolares, de la importancia del viaje tan querida por Francisco Giner de los Ríos.

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