Ricardo-CasesEl país / Una doble exposición fotográfica en el centro Le Bal de París analiza el pasado y el futuro del país:

Le Bal, la institución de París dedicada a la fotografía documental y las artes visuales fundada por Raymond Depardon y la asociación de amigos de la agencia Magnum, ha tenido varias vidas, alguna de ellas licenciosa. Fue hôtel d’amour,sala de bailes populares (de ahí su nombre) y, tras la Segunda Guerra Mundial, el mayor lugar de apuestas de Francia. En su nueva vida como centro de exposiciones, sus apuestas se han centrado en autores que ofrecen una mirada original pero siempre exquisita: Chris Killip, Paul Graham, Chauncey Hare y Keizo Kitajima, entre otros.

Ahora, Le Bal dedica sus salas a una doble exposición que gira en torno a España y en la que han participado los cuatro fotógrafos españoles (Ricardo Cases, Óscar Monzón, Aleix Plademunt y Antonio Xoubanova) englobados en la plataforma Amparo y el francés Sylvain Couzinet-Jacques, premiado en el concurso SFR/Le Bal de jóvenes talentos.

Couzinet-Jacques expone el trabajo Standard&Poors, fruto de una serie de viajes a la España de la metástasis constructora y los proyectos faraónicos. “Para realizar este trabajo me planteé la siguiente pregunta: ‘¿Cómo tratar la crisis económica en España, un país que ha sufrido sus efectos con tanta violencia’?”, explica el fotógrafo. En sus imágenes, modificadas por cristales tintados, aparecen los terrenos donde debía levantarse el (malogrado) proyecto de Eurovegas en la Comunidad de Madrid y otros escenarios de Murcia, Barcelona y Valencia que ofrecen una imagen onírica de la España empobrecida. Según el autor, la idea era “reflejar esa construcción frenética, esas villas fantasmas” que hablan de sueños no cumplidos.

Su trabajo precede a la segunda parte de la muestra, titulada La nueva escena fotográfica española. En ella están cuatro de los trabajos más vanguardistas de un grupo de fotógrafos presentado por la plataforma visual Amparo. Su responsable, la editora gráfica radicada en Londres Amparo Escobedo, explica que surgió de un encuentro celebrado durante la feria Paris Photo en noviembre con la comisaria Fannie Escoulen, que quiso exhibir a los cuatro fotógrafos en Le Bal.

Tres de ellos forman parte del colectivo/escuela Blank Paper. Pero hay más elementos de unión. “Todos ellos son fotógrafos profesionales que han dedicado muchos años a sus proyectos personales. Hay en ellos una visión y una intención de profundizar en sus proyectos, lo que ha dado como fruto unos trabajos muy sólidos”, afirma. “También les une la importancia del fotolibro como vía de salida de sus trabajos, que luego tienen vida en diferentes soportes”.

Ricardo Cases (Orihuela, 1971) presenta Paloma al aire, un proyecto lleno de referencias personales y ejemplo de la preponderancia que tiene el color en su trayectoria. Las fotos muestran a una comunidad que rinde culto a las palomas y organiza competiciones entre estas aves pintadas con colores imposibles, donde se mezclan elementos de la caza, la colombicultura y el afán por transformar la naturaleza.

“El proyecto surgió como una necesidad de retratar mi pueblo, lo local, lo que supuestamente conozco, y al mismo tiempo como una excusa para profundizar en la relación con mi madre [fallecida durante la realización del trabajo]”, dice el fotógrafo. “Me atrajo el concepto de supernormalidad, el hecho de retratar una realidad underground que desarrolla su existencia al margen de los medios, y al mismo tiempo la relación entre el hombre y el animal, el capricho del ser humano de modificar la naturaleza de una forma infantil”.

Óscar Monzón (Málaga, 1981) exhibe las fotos integrantes de su libro Karma, que obtuvo el premio Paris Photo/Aperture Foundation Photobook Award en la categoría de primer libro. Todas las imágenes muestran a conductores de vehículos y pasajeros, y los elementos que los rodean. “La idea es representar la sensación de un ser humano encerrado en una máquina que él mismo ha fabricado”. En el montaje de Le Bal “la carrocería humana de la piel se entremezcla con la carrocería metálica del coche, un animal depredador que ha terminado alienando y esclavizando a la persona”, afirma el fotógrafo. Un vínculo que para Monzón representa la relación (semidiabólica) de posesión entre persona y objeto.

En una línea muy diferente, el gerundense Aleix Plademunt (Hostalric, 1980) exhibe el trabajo Almost There, a su vez basado —como el resto— en un fotolibro, coeditado por Mack y Ca l’Isidret. Una serie de imágenes en blanco y negro, dispuestas en una línea de tiempo, ofrecen una reflexión sobre las múltiples concepciones de la distancia. “He querido mostrar el concepto de medida como algo relativo, donde lo que nos parece cercano puede estar muy lejos o fuera de nuestro alcance, y lo que parece lejano puede provocar una sensación de cercanía y proximidad emocional o psicológica”, explica su autor. Entre los elementos que figuran en Almost There aparecen “un avión que no puede despegar, una carta que no llega a su destinatario, la pareja que nunca puedes llegar a conocer del todo…”.

Antonio Xoubanova (Madrid, 1977) presenta Casa de Campo, que indaga en la conjunción de personas, animales y naturaleza que se dan cita en el parque madrileño. “Se trata”, dice, “de una fábula que introduce al espectador en un mundo imaginario en el que se establecen relaciones formales entre imágenes simbólicas y referencias compartidas de nuestra cultura”. En ese micromundo, añade, “hay cosas que te inquietan y que no comprendes”.

La exposición en Le Bal es, finalmente, el reflejo, según Amparo Escobedo, de “la colaboración, el respeto y la complicidad” que hay entre los cuatro autores españoles, “pertenecientes a una misma generación pero muy diferentes”.

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