El premio nacional de fotografía Chema Madoz hará una visita guiada de su exposición de 22 fotografías en la fundación Antonino y Cinia en Cerezales del Condado. Una visita que se producirá el próximo Sábado 15 de Septiembre a las 17.00 horas y que tendrá un aforo limitado. Recordamos que esta muestra permanecerá abierta hasta el 23 de Septiembre en un horario de 12 a 14 y 18 a 21 horas.

Chema Madoz (Madrid,1958); premio Kodak (1991) y premio Nacional de Fotografía (2000), es uno de los fotógrafos españoles con un trayectoria más contrastada en el último cuarto de siglo. Su obra, frecuentemente expuesta en museos y salas de arte de todo el mundo, ha sido avalada por instituciones del máximo prestigio. Entre estas destaca, por citar un ejemplo, la retrospectiva que el Museo Reina Sofía organizó en 1999 sobre su trabajo, y que es considerada la primera realizada a un fotógrafo español vivo en esta institución. A partir de este contexto y de un compromiso con la difusión de la fotografía como uno de los lenguajes propios de la cultura contemporánea, la Fundación Cerezales Antonino y Cinia propone un recorrido a través de su producción más reciente.

Materia y forma, blanco y negro e incluso la idea de “objeto” son aspectos comunes que han llegado a convertirse, prácticamente, en materia de cliché para multitud de fotógrafos. Por encima de todo ello, Chema Madoz se pregunta. Cuestiona. En un proceso de trabajo metódico interpela la función original del objeto, dotándole de un nuevo significado. Genera contradicciones. Localiza la poesía. Sin perder referencias clave para la práctica del arte del siglo XX y el XXI como el surrealismo, el dadaísmo o el arte conceptual se detiene en una interpretación del arte que nos invita a replantearnos lo cotidiano.

Su fotografía no es improvisada. Trabaja como un escenógrafo, manipula el signo y su presencia. Aborda sutilmente la ambigüedad que envuelve al mundo, jugando con el engaño y la ironía de los objetos: una moneda que es hucha de otra moneda, nos evoca el capitalismo. Recurre a toda suerte de metamorfosis: una caracola de mar convertida en flor, una cortina que se antoja partitura o una alusión a la idea del libro como un contenedor de voces.

 

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