JM-LOPEZ-en-SomaliaTam tam press Es viernes por la tarde en Mogadiscio, el equivalente a un domingo en cualquier ciudad europea, y miles de somalíes abarrotan las gradas del estadio Banadir para disfrutar de su deporte favorito. Después de 23 años de guerra civil, esta es la primera temporada que se celebra una liga reconocida por la FIFA. Además, el objetivo de la Federación Somalí de Fútbol es que su selección vuelva a disputar en casa los partidos clasificatorios de la Copa de África y el Mundial ya que hasta ahora siempre a tenido que jugar fuera de su país.

El fútbol se ha convertido en la gran esperanza para Somalia. “El fútbol es importante para la integración, para la estabilidad de los países y para la paz; y en Somalia necesitamos paz”, afirma Abdiqani Arab, secretario de la Federación de Fútbol de Somalia.

En junio de 2006, durante el Mundial de Alemania, la Unión de Cortes Islámicas prohibió que se pudieran ver los partidos porque el fútbol va contra las reglas del Islam. Pero no contentos con esta prohibición, cuatro años después los islamistas dieron un paso más y durante el Mundial de Sudáfrica, que ganó España, hubo varias ejecuciones públicas a personas que se saltaron esta ley. “Esos días ya quedaron atrás. Ahora las gradas están siempre llenas de espectadores y nuestro sueño es poder ver jugar en Somalia a nuestra selección”, comenta orgulloso Abdiqani Arab.

Hoy se enfrenta el Heegan contra el Horseed en un duelo muy igualado. En juego está encabezar la clasificación al final de la primera vuelta. Somalia es un país donde se vive el fútbol con auténtica pasión, todos los días al caer la tarde se improvisan partidillos en cada rincón de Mogadiscio donde los jóvenes aprovechan para lucir las camisetas de sus equipos preferidos, especialmente F.C. Barcelona y Real Madrid.

Corre el minuto 80 cuando Deeq Abdullahi, estrella del Heegan y jugador de la selección nacional, aprovecha el centro de un compañero y sin dejar botar la pelota la coloca donde el portero no puede llegar. La grada estalla, celebran el gol por todo lo alto. Un espectáculo. La fiesta que viven los aficionados se contagia al banquillo del Heegan, es el segundo tanto, el de la tranquilidad. Al finalizar el partido los jugadores son aclamados por sus seguidores como si de héroes se tratara, la copa de la liga esta más cerca.

Artículo anteriorBuenos Aires acoge la mejor fotografía española de los últimos 60 años
Artículo siguienteIII congreso nacional de fotografía nocturna.