![\"Bill-Cunningham-New-York\"](\"http:\/\/focusleon.es\/wp-content\/uploads\/2014\/03\/Bill-Cunningham-New-York.jpg\")
El Mundo \/ \u00abEl que busca la belleza est\u00e1 destinado a encontrarla\u00bb. \u00c9se es el lema del fot\u00f3grafo de 85 a\u00f1os que ha retrat\u00f3 a la ciudad de Nueva York surcada por su musa, Editta Sherman, vestida de \u00e9poca.<\/p>\n
Lo primero que hace\u00a0Bill Cunningham<\/strong>\u00a0al entrar en la sala de la Sociedad Hist\u00f3rica de Nueva York donde se exponen sus fotos es hacer una. Esta noche g\u00e9lida de marzo en que cumple 85 a\u00f1os ha dejado su bici aparcada delante del museo y no viste su habitual casaca azul de obrero franc\u00e9s. Lleva esmoquin, pero su Nikon se le cruza en el cuello con su bolsa de fotograf\u00eda. Delgado, bajito y encorvado se pone la c\u00e1mara en el ojo con un golpe r\u00e1pido y dispara veloz una vez mientras los flashes de otros lo captan.<\/p>\n Las fotos donde \u00e9l es el sujeto suelen salir borrosas: no para de moverse, pasa de un conocido a otro y sube la c\u00e1mara en cuanto distingue una pluma, un color y una pose que lo motiva entre los invitados. Casi no oye y le agobia la atenci\u00f3n de cientos de personas ansiosas por saludarle en la inauguraci\u00f3n de\u00a0‘Fachadas’<\/strong>, una olvidada colecci\u00f3n de fotos en la que retrat\u00f3 a una amiga disfrazada con trajes de \u00e9poca delante de edificios singulares de Nueva York para recorrer la historia de la ciudad.<\/p>\n \u00abVa a venir Bill, por eso hay tanta gente que se entretiene\u00bb, comentaba emocionada una hora antes Elizabeth, una bibliotecaria del\u00a0museo Metropolitan<\/strong>\u00a0contenta por ver a tantos ‘peces gordos’ de su museo entre los seguidores de Cunningham. \u00abEs una persona tan reservada\u00bb, repiten los espectadores, entre ellos uno con chistera, otra con un vestido de cola y varias con trajes de charlest\u00f3n.<\/p>\n Todos acaban cantando ‘Cumplea\u00f1os feliz’ al fr\u00e1gil personaje que retrata la vida y la moda de Nueva York en la calle desde los a\u00f1os 50. El entusiasta fot\u00f3grafo del\u00a0‘New York Times’\u00a0<\/strong>sigue saliendo en bici cada d\u00eda en busca de la imagen de un joven rapero de pantalones rotos, una ochentona con gafas desproporcionadas en un acto ben\u00e9fico o una ejecutiva de botas fucsias que salta un charco de hielo. No se cansa de buscar belleza en la ciudad. Tambi\u00e9n la encontr\u00f3 en este proyecto que expone ahora con fotos tomadas entre 1968 y 1976, cuando Nueva York estaba al borde de la quiebra, los grafiti cubr\u00edan los vagones del metro, la basura se acumulaba en las calles y el 10% de la poblaci\u00f3n se march\u00f3 harta del caos y el crimen. Cinco a\u00f1os antes, la antigua estaci\u00f3n de Pensilvania hab\u00eda sido derribada y apenas empezaba el debate para salvar el SoHo.<\/p>\n \u00abLa idea de recuperar\u00a0Nueva York<\/strong>\u00a0en ese momento particular es brillante. Nueva York estaba en su nadir: era sucia, triste, solitaria. Tambi\u00e9n era un momento de creatividad, pero la ciudad daba miedo. Y \u00e9l encontr\u00f3 esta visi\u00f3n maravillosa del pasado, de la arquitectura. Muchos edificios estaban siendo destruidos antes de que el movimiento de conservaci\u00f3n de la ciudad se afianzara\u00bb, explica a este diario la historiadora Valerie Paley, comisaria de la exposici\u00f3n.<\/p>\n Justo despu\u00e9s de la reapertura del museo en 2011 tras una extensa renovaci\u00f3n, Paley pidi\u00f3 a una ayudante que buscara material interesante en la colecci\u00f3n de fotograf\u00eda. As\u00ed descubri\u00f3\u00a088 fotos en blanco y negro<\/strong>\u00a0de un tal William J. Cunningham.<\/p>\n En aquellos a\u00f1os, el fot\u00f3grafo trabajaba para el ‘Chicago Tribune’ y viv\u00eda en su estudio sin ba\u00f1o ni cocina en el Carnegie Hall, que alquilaba peque\u00f1os apartamentos por pocos d\u00f3lares al mes a m\u00fasicos, pintores y otros artistas. En uno de esos estudios Enrico Caruso grab\u00f3 su primer disco en Nueva York y Robert Redford recibi\u00f3 sus primeras clases de interpretaci\u00f3n. Tambi\u00e9n resid\u00eda all\u00edEditta Sherman<\/strong>, una artista hija de inmigrantes italianos que manten\u00eda a sus hijos y a su marido enfermo haciendo fotos a Cary Grant, Joe DiMaggio, Elvis Presley o Andy Warhol. A veces la fot\u00f3grafa invitaba a sus modelos a lentejas cocinadas en el cuarto oscuro. Cunningham la bautiz\u00f3 como\u00a0\u00abla duquesa de Carnegie Hall\u00bb<\/strong>.<\/p>\n \u00abA Editta le encantaba disfrazarse. Un d\u00eda estaba un poco aburrida… Y nos lo pasamos maravillosamente\u00bb, cuenta Cunningham en un podio junto a su tarta y sus galletas de cumplea\u00f1os en forma de chaquetas azules encargadas por la Sociedad Hist\u00f3rica. \u00abSiempre he sido un loco de la moda, un chalado. Tambi\u00e9n me chiflaba la arquitectura. Y pens\u00e9 que estando en Nueva York nunca tendr\u00eda que ir por todo el mundo. Estaba todo aqu\u00ed\u00bb, dice entre aplausos.\u00abPaseabas y s\u00f3lo ten\u00edas que levantar la mirada. Y en cualquier sitio hacia donde miraras ve\u00edas algo maravilloso\u00bb<\/strong>. Al fot\u00f3grafo le gusta repetir que \u00abel que busca belleza est\u00e1 destinado a encontrarla\u00bb.<\/p>\n As\u00ed empez\u00f3 un proyecto de ocho a\u00f1os en que Cunningham hizo que Sherman posara delante de la\u00a0capilla de San Pablo<\/strong>, la iglesia m\u00e1s antigua de Manhattan y donde George Washington iba a rezar, el rascacielos de General Motors, la estaci\u00f3n Grand Central Terminal, cuando su supervivencia estaba en cuesti\u00f3n, o las casas de piedra junto al r\u00edo Hudson.<\/p>\n Para cada edificio eleg\u00eda un traje acorde con la \u00e9poca. El fot\u00f3grafo buscaba los vestidos en tiendas de segunda mano y mercadillos con la ayuda de Sherman. Los domingos ella tomaba el t\u00e9 con su hermana y su sobrina en Coney Island para que le arreglaran los trajes. Tambi\u00e9n hab\u00eda otras modelos, pero\u00a0Sherman era la musa<\/strong>. Los dos viajaban en transporte p\u00fablico por toda la ciudad para que los ropajes no se arrugaran entrando y saliendo de coches y ella pudiera estar de pie.<\/p>\n \u00abMe gustaba mucho todo el proceso y el trabajo con Editta.\u00a0S\u00f3lo discut\u00edamos por el pintalabios<\/strong>. Ella se lo pon\u00eda (siempre rojo brillante) en cuanto me daba la vuelta y yo le dec\u00eda que se lo quitara\u00bb, explica Cunningham a EL MUNDO frente a sus fotos hasta que se interrumpe para se\u00f1alar la imagen de una casa de 1912 que est\u00e1 en la calle 69. \u00abMe encanta este edificio\u00bb, exclama entusiasmado.<\/p>\n El fot\u00f3grafo cuenta que ya no queda casi nada de aquellos trajes porque los vend\u00eda para comprar otros nuevos. A menudo, apreciaba lo que otros desechaban, como un delicado vestido de muselina que estaba enrollado en un jarr\u00f3n en una tienda. \u00abNadie quer\u00eda estas cosas. \u00bfEl Balenciaga? Uy, no, eso es s\u00f3lo alta moda, no hay sitio donde llevarlo. Me cost\u00f3 tres d\u00f3lares en una tienda de segunda mano. Otros, dos d\u00f3lares. En los a\u00f1os 60, los j\u00f3venes s\u00f3lo quer\u00edan cosas nuevas mezcladas para el estilo hippy. Y a m\u00ed me encantaban las cosas viejas\u00bb, explica en la biblioteca del museo\u00a0ante un p\u00fablico que incluye a la directora y al editor del ‘New York Times’<\/strong>.<\/p>\n Cunningham\u00a0<\/strong>hace mirar a todos hacia el techo para apreciar las columnas restauradas. \u00abMirad la sala… Estaba hecha polvo. Nunca la hab\u00edamos visto as\u00ed de bien\u00bb, dice maravillado antes de ponerse a repartir fotos de Sherman entre sus hijos.<\/p>\n \u00abVeis su esp\u00edritu. Es completamente aut\u00e9ntico. Nos lo pasamos en grande.\u00a0\u00c9ramos unos chicos locos<\/strong>. El d\u00eda de A\u00f1o Nuevo por la ma\u00f1ana nos levant\u00e1bamos y nos pon\u00edamos a hacer fotos en la entrada del puente de Manhattan\u00bb, explica.<\/p>\n Los dos fot\u00f3grafos estuvieron entre los \u00faltimos seis residentes que el Carnegie Hall desahuci\u00f3 en 2010 tras una batalla de tres a\u00f1os para destruir los estudios y construir un nuevo centro de ensayos.Editta Sherman muri\u00f3 el pasado noviembre a los 101 a\u00f1os<\/strong>. En su velatorio, como pidi\u00f3, ella llevaba un vestido de novia antiguo que hab\u00eda comprado poco antes en una tienda de segunda mano.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" El Mundo \/ \u00abEl que busca la belleza est\u00e1 destinado a encontrarla\u00bb. \u00c9se es el lema del fot\u00f3grafo de 85 a\u00f1os que ha retrat\u00f3 a la ciudad de Nueva York surcada por su musa, Editta Sherman, vestida de \u00e9poca. 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