{"id":7572,"date":"2013-05-12T22:39:22","date_gmt":"2013-05-12T21:39:22","guid":{"rendered":"http:\/\/focusleon.es\/?p=7572"},"modified":"2013-05-12T22:39:22","modified_gmt":"2013-05-12T21:39:22","slug":"maneras-de-ver-lo-que-no-esta","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/focusleon.es\/maneras-de-ver-lo-que-no-esta\/","title":{"rendered":"Maneras de ver lo que no est\u00e1"},"content":{"rendered":"

\"adrianalestido\"\u00abEs verdad que fotograf\u00edo mujeres, pero no por una cuesti\u00f3n de g\u00e9nero. Lo que est\u00e1 por detr\u00e1s es la ausencia del hombre\u00bb<\/em>
\nEs alg\u00fan d\u00eda de 1982 y todav\u00eda gobierna el pa\u00eds la dictadura militar que ha comenzado en 1976. La fot\u00f3grafa argentina\u00a0Adriana Lestido\u00a0tiene, por entonces, 27 a\u00f1os, dos semanas de experiencia como fotoperiodista, y cubre, en un suburbio de la ciudad de Buenos Aires y para el peri\u00f3dico en el que trabaja, una manifestaci\u00f3n de las Madres de Plaza de Mayo que reclaman por familiares desaparecidos. Ahora, en medio de la multitud, se ha quedado galvanizada frente a una nena de seis o siete a\u00f1os que lleva la cabeza cubierta por un pa\u00f1uelo blanco anudado bajo el ment\u00f3n, tomada de la mano de una mujer joven que lleva, tambi\u00e9n, la cabeza cubierta por un pa\u00f1uelo blanco: el s\u00edmbolo de las Madres de Plaza de Mayo. La nena llora y decenas de fot\u00f3grafos, atra\u00eddos por la potencia de la imagen, disparan. Pero Adriana Lestido no. No puede: le da pudor. Despu\u00e9s de un rato, cuando los fot\u00f3grafos se van, ella se queda por ah\u00ed, rondando como quien no mira. Y, de pronto, la mujer alza a la nena, la calza sobre su cadera, levanta el pu\u00f1o y grita. Y la nena reproduce, con exactitud perturbadora, el gesto adulto: levanta el pu\u00f1o, grita. Adriana Lestido hace, entonces, lo que tiene que hacer: dispara. Al d\u00eda siguiente la foto \u2014la mujer, la nena<\/em>\u2014 aparece en la portada del peri\u00f3dico.<\/p>\n

Hoy, treinta a\u00f1os despu\u00e9s, Adriana Lestido es uno de los nombres m\u00e1s prestigiosos del ensayo fotogr\u00e1fico en Latinoam\u00e9rica. Ha ganado la beca\u00a0Guggenheim, la\u00a0Hasselblad, el premio Mother Jones, y su obra forma parte de colecciones privadas y museos en Suecia, Espa\u00f1a, Francia, Estados Unidos. El tiempo, las becas, los premios pasan, pero la foto \u2014la mujer, la nena<\/em>\u2014 permanece. Lestido la incluy\u00f3 en todas sus muestras, en todas sus retrospectivas, y es la que abre\u00a0Lo Que Se Ve<\/em>, un libro que antologa su trabajo y que acaba de editar\u00a0Capital intelectualen Argentina (Clave intelectual\u00a0en Espa\u00f1a) con el apoyo del grupo Insud. El libro, que se presentar\u00e1 el 7 de junio en\u00a0Casa de Am\u00e9rica\u00a0de Madrid como parte del programa de\u00a0PhotoEspa\u00f1a 2013, acaba de ser seleccionado para la exhibici\u00f3n\u00a0Los mejores libros de fotograf\u00eda del a\u00f1o<\/em>que se lleva a cabo hasta el 23 de junio en el Hospital de Santa Mar\u00eda la Rica, de Alcal\u00e1 de Henares. Incluye los ensayos fotogr\u00e1ficos\u00a0Hospital Infanto Juvenil<\/em>,\u00a0Madres adolescentes<\/em>,\u00a0Mujeres presas<\/em>,\u00a0Madres e hijas<\/em>,El amor y Villa Gesell<\/em>, y empieza con aquella foto:\u00a0la mujer, la nena<\/em>.<\/p>\n

\u2014Se dice que yo fotograf\u00edo mujeres \u2014dice ahora, con dicci\u00f3n precisa, reconcentrada\u2014. Y es verdad. Pero no es que mire mujeres por una cuesti\u00f3n de g\u00e9nero. Mi impulso viene de otro lado.<\/p>\n

Adriana Lestido naci\u00f3 en Buenos Aires en 1955 y fue la mayor de cuatro hermanos, hija de Laura y Seraf\u00edn, que trabajaba como vendedor de una f\u00e1brica y que, m\u00e1s tarde, fue vendedor de especias surtidas. En 1961, cuando ella ten\u00eda siete, su padre, acusado de estafa, fue detenido y encarcelado hasta que ella tuvo once, de modo que la ni\u00f1ez transcurri\u00f3 al cobijo de esa ausencia y en medio de una precariedad econ\u00f3mica importante.<\/p>\n

\u2014En 1973, entr\u00e9 a estudiar ingenier\u00eda. Una locura, pero me gustaba la matem\u00e1tica. Ah\u00ed empec\u00e9 a militar en Vanguardia Comunista. Y tambi\u00e9n conoc\u00ed a Willy.<\/p>\n

Willy es Guillermo Moralli, un compa\u00f1ero de militancia del que se enamor\u00f3 en 1973 y con quien se cas\u00f3 en 1974. En el invierno de 1978, con la dictadura militar ya instalada, estaban distanciados desde hac\u00eda un mes cuando, a mediados de julio, volvieron a encontrarse, hablaron, y estuvo claro que quer\u00edan volver.<\/p>\n

\u2014Quedamos en vernos, que \u00e9l me llamaba. Pero no me llam\u00f3. A la segunda o la tercera semana tuve la noticia. Lo hab\u00edan secuestrado. Yo pensaba que lo iban a pasar a una situaci\u00f3n legal. Ten\u00eda la fantas\u00eda de que \u00e9l iba a aparecer y lo iba a poder visitar en la c\u00e1rcel. Pero no. Diez a\u00f1os despu\u00e9s del secuestro hice el juicio de divorcio. Los milicos hab\u00edan inventado algo que se llamaba \u201cpresunci\u00f3n de fallecimiento\u201d, para deshacer el v\u00ednculo legal. Yo, por una cuesti\u00f3n ideol\u00f3gica, no lo quise hacer. Pero creo que hice el divorcio porque no quer\u00eda darlo por muerto, ser yo viuda.
\n\u2014\u00bfY cu\u00e1l es la causa del divorcio en un caso as\u00ed?
\n\u2014La ausencia.<\/p>\n

Cuando dice eso, la voz de Lestido es una voz prudente, serena, la de alguien que sabe lo que quiere decir y que, simplemente, lo dice.<\/p>\n

\u2014Yo creo que el hecho de que estuvi\u00e9ramos separados cuando \u00e9l desapareci\u00f3 me ayud\u00f3 a volver a amar sin culpas. Y de hecho tuve otras relaciones. Pero nunca tuve hijos. Creo que fue una cosa de fidelidad hacia \u00e9l medio loca: si no fue con \u00e9l, entonces no va a ser con nadie. Me di cuenta hace muy poco de la relaci\u00f3n entre la desaparici\u00f3n de Willy y el momento en que empec\u00e9 a hacer fotos. Yo empec\u00e9 a hacer fotos un a\u00f1o despu\u00e9s de la desaparici\u00f3n. Casi inmediatamente.<\/p>\n

As\u00ed, un a\u00f1o despu\u00e9s, Lestido empez\u00f3 a hacer aparecer las cosas.<\/p>\n

En 1979, mientras trabajaba en la oficina de un despachante de aduana, empez\u00f3 a estudiar cine, a hacer un curso de fotograf\u00eda, y supo \u2014supo\u2014 que quer\u00eda ser fot\u00f3grafa. Poco despu\u00e9s, en 1981, renunci\u00f3 a su trabajo y devino fot\u00f3grafa de plaza.<\/p>\n

\u2014Hac\u00eda fotos de los chicos y las madres me las compraban. Mientras, buscaba trabajo en los diarios. Un amigo me dijo que fuera a\u00a0La Voz<\/em>, un medio nuevo, y me tomaron. Era 1982. Una semana m\u00e1s tarde hubo una movilizaci\u00f3n de vecinos en contra de la dictadura. Me mandaron a cubrirla y volv\u00ed con buenas fotos. Y al d\u00eda siguiente hice la foto de la madre de Plaza de Mayo y la nena.<\/p>\n

Estuvo en La Voz hasta 1985, cuando entr\u00f3 a trabajar en la agencia DyN (Diarios y Noticias), y fue all\u00ed donde, sin saber lo que hac\u00eda, encontr\u00f3 un m\u00e9todo.<\/p>\n

Tuve que ir a hacer fotos al hospital Borda, el neuropsiqui\u00e1trico. Me gust\u00f3, pero me dije \u201cesto no es as\u00ed, no es viniendo un rato\u201d. Al lado est\u00e1 el hospital Infanto Juvenil. Fui, expliqu\u00e9 que quer\u00eda quedarme un tiempo, y empec\u00e9. Fue puro instinto. Yo no ten\u00eda idea de lo que era un ensayo fotogr\u00e1fico.<\/p>\n

Durante meses, en ese hospital, hizo, con m\u00e1s lentitud, con m\u00e1s sigilo, lo que hab\u00eda hecho ya en aquella plaza (con\u00a0la mujer, la nena<\/em>): llegar, permanecer, mirar, fundirse, y hacer un gesto que termina en foto.<\/p>\n

\u2014Lo que yo trato de hacer es fundirme con lo que estoy mirando. Hay que desaparecer para poder ser lo que uno mira.<\/p>\n

Para 1991 trabajaba en el peri\u00f3dico\u00a0P\u00e1gina\/12<\/em>\u00a0cuando gan\u00f3 la beca Hasselblad, y se dedic\u00f3 a un ensayo \u2014que casi la mata\u2014 sobre mujeres presas en la c\u00e1rcel de Los Hornos, a unos sesenta kil\u00f3metros de Buenos Aires.<\/p>\n

\u2014Estuve yendo durante todo un a\u00f1o, pero al final, cuando ve\u00eda la torre de la c\u00e1rcel, me daban n\u00e1useas. Cuando estaba con ellas no hab\u00eda nada mejor que estar ah\u00ed, pero llegar era tremendo. Me revolvi\u00f3 todo lo de mi padre, lo de Willy.<\/p>\n

Mujeres presas<\/em>\u00a0fue su primer libro (Dilan editores, 2001) y, cuando parec\u00eda no haber forma de llegar m\u00e1s hondo al n\u00facleo de lo que estaba buscando, en 1995 sucedieron tres cosas: fue la primera argentina en conseguir una beca Guggenheim para fotograf\u00eda, se cas\u00f3 con el periodista Pablo Reyero, y renunci\u00f3 a su trabajo en\u00a0P\u00e1gina\/12<\/em>\u00a0para emprender un proyecto que se llam\u00f3\u00a0Madres e hijas<\/em>, su segundo libro (La Azotea, 2003), que result\u00f3 consagratorio. Eligi\u00f3 a cuatro madres con hijas de diversas edades y, durante tres a\u00f1os, viaj\u00f3 con ellas, las vio dormir, comer, ba\u00f1arse. Construy\u00f3 una narraci\u00f3n que comienza con la foto de un nacimiento y termina con una madre a orillas del mar, cubierta por una manta, alej\u00e1ndose, de espaldas a la hija de diez a\u00f1os que, con un abrigo a medio poner, la sigue con la cabeza gacha. La imagen \u2014la madre un t\u00f3tem que avanza con la certeza de que la ni\u00f1a est\u00e1 detr\u00e1s; la ni\u00f1a que la sigue como si aceptara, con alivio pero con resignaci\u00f3n, la presencia de esa imagen poderosa\u2014 est\u00e1 cruzada por la violencia de la separaci\u00f3n y por la tremenda certeza del afecto.<\/p>\n

\u2014Madres que se separan de sus hijas, mujeres presas separadas de sus afectos. La separaci\u00f3n y la ausencia son las dos cosas que atraviesan mi laburo.<\/p>\n

Pero fue s\u00f3lo en 2007 cuando entendi\u00f3 de d\u00f3nde ven\u00eda y por qu\u00e9 hab\u00eda florecido todo lo que floreci\u00f3.<\/p>\n

\u2014En 2008 hice una retrospectiva, vi la foto de la Madre de Plaza de Mayo y la nena, y me di cuenta de que todo viene de ah\u00ed. En esa foto est\u00e1 todo: la p\u00e9rdida, la ausencia. Las busqu\u00e9 much\u00edsimo a las dos, sin \u00e9xito. El a\u00f1o pasado las encontr\u00e9. Y supe que el desaparecido no era el marido de la mujer, sino su hermano. Yo siempre pens\u00e9 que la mujer gritaba por su marido, y la nena por su padre, y no. Pero es lo mismo: el hombre que no est\u00e1.<\/p>\n

Antes de inaugurar esa retrospectiva, le escribi\u00f3 al escritor\u00a0John Berger, proponi\u00e9ndole escribir un texto sobre las fotos. \u201c(\u2026) debo decirte que no puedo escribir sobre ellas \u2014respondi\u00f3 Berger\u2014 (\u2026) Son tan \u00edntimas \u2014una tercera voz ser\u00e1 obscena\u2014. Est\u00e1n tan llenas de narrativa que las palabras son innecesarias\u201d.<\/p>\n

Los \u00faltimos trabajos incluidos en\u00a0Lo Que Se Ve<\/em>\u00a0son\u00a0El amor<\/em>\u00a0y\u00a0Villa Gesell<\/em>. La serie\u00a0El amor<\/em>, dedicada a su segundo marido, de quien se separ\u00f3 hace tiempo, empieza con un poema de\u00a0Pedro Salinas\u00a0(\u201cSi se estrechan las manos, si se abraza, \/ nunca es para apartarse, \/ es porque el alma ciegamente siente \/ que la forma posible de estar juntos \/ es una despedida larga, clara. \/ Y que lo m\u00e1s seguro es el adi\u00f3s\u201d) y es la \u00fanica que incluye varias fotos de un hombre: de ese hombre. P\u00e9treo junto a un \u00e1rbol erizado, en cuclillas entre los pastos altos: la despedida larga y clara.\u00a0Villa Gesell<\/em>, la serie final, termina con un autorretrato de Lestido: su pelo oscuro salpicado por virutas de arena que parecen destellos de luz. Detr\u00e1s, un \u00e1rbol \u00e1rido.<\/p>\n

\u2014Ese era mi tamarisco, el arbolito que me proteg\u00eda del viento. Es una foto donde creo que se siente el renacimiento. Por eso la quise poner al final. Despu\u00e9s de la limpieza, del dolor de la separaci\u00f3n.<\/p>\n

La foto es en blanco y negro, y el cielo est\u00e1 ostensiblemente gris, pero Lestido parece una ninfa coronada de luz, una mujer saliendo de las aguas.<\/p>\n

www.adrianalestido.com.ar<\/a><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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