![\"Sebastiao-Salgado-horror-y-belleza\"](\"http:\/\/focusleon.es\/wp-content\/uploads\/2014\/10\/Sebastiao-Salgado-horror-y-belleza.jpg\")
Madrid, 29 oct (EFE).-Testigo excepcional del horror y la belleza del mundo contempor\u00e1neo, el fot\u00f3grafo brasile\u00f1o Sebastiao Salgado ocupa el lugar del retratado en el documental \u00abLa sal de la tierra\u00bb, dirigido conjuntamente por Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado.<\/p>\n
Premiada en los festivales de\u00a0Cannes<\/strong><\/a>\u00a0y San\u00a0Sebasti\u00e1n<\/strong><\/a>, la pel\u00edcula que llega ahora a las salas de\u00a0cine<\/strong><\/a>\u00a0espa\u00f1olas ofrece una \u00abdoble puerta de entrada\u00bb al universo de Salgado, seg\u00fan explic\u00f3 a Efe su hijo y codirector del filme.<\/p>\n \u00abPor un lado est\u00e1 Wim, el adivinador, el hombre que quer\u00eda encontrar a Sebasti\u00e1n el artista. Y, por otro lado, yo, buscando acercarme algo m\u00e1s a mi padre y ofreciendo lo que he vivido con \u00e9l\u00bb, resumi\u00f3 el cineasta, de 38 a\u00f1os.<\/p>\n Adem\u00e1s de un compendio de sus mejores fotograf\u00edas realizadas a lo largo de cuatro d\u00e9cadas en sus viajes por los cinco continentes, \u00abLa sal de la tierra\u00bb permite ver y escuchar a un gran aventurero y entender por qu\u00e9 hubo un momento en que casi pierde la esperanza en el ser humano.<\/p>\n Fue despu\u00e9s de hacer documentado las condiciones infernales de trabajo en las minas de Indonesia o el drama de la pesca tradicional en\u00a0Sicilia<\/strong><\/a>\u00a0en su serie \u00abTrabajadores\u00bb (1993), y despu\u00e9s de haber golpeado en el est\u00f3mago al espectador con su visi\u00f3n del drama de los refugiados en \u00ab\u00c9xodos\u00bb (2000).<\/p>\n Pero fue su propio est\u00f3mago el que no pudo asimilar m\u00e1s miserias humanas despu\u00e9s de presenciar el genocidio de\u00a0Ruanda<\/strong><\/a>, hasta el punto de que abandon\u00f3 durante un tiempo la\u00a0fotograf\u00eda<\/strong><\/a>\u00a0y se refugi\u00f3 en su residencia familiar, en un valle del Amazonas.<\/p>\n \u00abLo que le pas\u00f3 despu\u00e9s de Ruanda fue muy dram\u00e1tico\u00bb, dice su hijo. \u00abSebastiao ha sido testigo de primera fila de un mundo muy duro. Pero detr\u00e1s de aquello hab\u00eda tambi\u00e9n un mensaje de mucha esperanza, porque la forma en que \u00e9l vivi\u00f3 su transformaci\u00f3n fue muy positiva\u00bb.<\/p>\n Y es que, durante ese reposo, el fot\u00f3grafo, Premio Pr\u00edncipe de Asturias de las Artes en 1998, junto a su esposa, Lelia Deluiz, comenz\u00f3 a plantar \u00e1rboles para paliar la deforestaci\u00f3n de la selva amaz\u00f3nica y acab\u00f3 fundando el Instituto Terra, un recinto de 17.000 acres que repobl\u00f3 con m\u00e1s de 2,5 millones de \u00e1rboles.<\/p>\n \u00abEs algo incre\u00edble, yo no me lo cre\u00eda. Cuando empez\u00f3 con eso, yo ten\u00eda unos 25 a\u00f1os y pensaba que era una broma. Ahora, cuando lo ves, es algo estupendo\u00bb, subraya Ribeiro, que hace hincapi\u00e9 -y as\u00ed lo refleja el documental- en la importancia del papel de su madre.<\/p>\n \u00abEl artista Sebastiao Salgado son dos personas: Sebastiao y Lelia. Ella nunca aparece, pero es important\u00edsima en la carrera de Sebastiao. Han pensado juntos los conceptos de sus trabajos, le ayuda a escoger fotograf\u00edas, rese\u00f1a los libros y las exposiciones. Los dos juntos hacen un fuerza incre\u00edble, nada los para\u00bb, dice.<\/p>\n Fue as\u00ed como el fot\u00f3grafo recuper\u00f3 su inspiraci\u00f3n. Su siguiente gran proyecto, \u00abG\u00e9nesis\u00bb, el \u00faltimo hasta la fecha, fue una carta de amor a la naturaleza y a los territorios que a\u00fan permanecen v\u00edrgenes, alrededor del 56 % del planeta.<\/p>\n La idea del propio Salgado de hacer un documental con esas im\u00e1genes fue uno de los or\u00edgenes de \u00abLa sal de la tierra\u00bb.<\/p>\n \u00abLe pidi\u00f3 consejo a Wenders, a quien conoc\u00eda por amigos en com\u00fan y que a su vez llevaba tiempo queriendo hacer una pel\u00edcula sobre Sebastiao. As\u00ed empez\u00f3 la relaci\u00f3n\u00bb, cuenta Ribeiro.<\/p>\n \u00abAl mismo tiempo, yo me fui con mi padre, en nuestro primer viaje juntos, a visitar a la tribu brasile\u00f1a de los zoe, que viven de forma reservada\u00bb, prosigue. \u00abFilm\u00e9 a Sebastiao all\u00ed y, cuando \u00e9l vio las im\u00e1genes, se emocion\u00f3 mucho\u00bb.<\/p>\n De modo que la pel\u00edcula acab\u00f3 siendo tambi\u00e9n la historia del acercamiento del hijo al padre, tras una infancia y adolescencia marcada por sus largas ausencias.<\/p>\n \u00abHace cinco a\u00f1os, mi padre y yo ten\u00edamos una relaci\u00f3n buena pero distante: un eufemismo -apostilla \u00e9l mismo-. A ra\u00edz de este proyecto, al pasar m\u00e1s tiempo juntos, hubo un momento en que yo cambi\u00e9 mi mirada y logr\u00e9 entender la motivaci\u00f3n de sus viajes\u00bb.<\/p>\n \u00abEn ese momento sent\u00ed que hab\u00eda descubierto algo. Para m\u00ed, esta pel\u00edcula supone el paso definitivo para convertirme en el adulto que soy\u00bb, explica el director.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Madrid, 29 oct (EFE).-Testigo excepcional del horror y la belleza del mundo contempor\u00e1neo, el fot\u00f3grafo brasile\u00f1o Sebastiao Salgado ocupa el lugar del retratado en el documental \u00abLa sal de la tierra\u00bb, dirigido conjuntamente por Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado. 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