{"id":11578,"date":"2014-07-26T11:37:31","date_gmt":"2014-07-26T10:37:31","guid":{"rendered":"http:\/\/focusleon.es\/?p=11578"},"modified":"2014-07-26T11:37:31","modified_gmt":"2014-07-26T10:37:31","slug":"lartigue-atrapa-la-felicidad","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/focusleon.es\/lartigue-atrapa-la-felicidad\/","title":{"rendered":"Lartigue atrapa la felicidad."},"content":{"rendered":"

\"UnaEl Pa\u00eds \/ Cuando\u00a0Jacques Henri Lartigue<\/a>\u00a0(Courbevoie, Par\u00eds, 1894-Niza, 1986) regal\u00f3 sus 120 \u00e1lbumes de fotos al estado franc\u00e9s leg\u00f3 algo m\u00e1s que un minucioso relato visual de su larga y chispeante vida. Bajo las tapas marrones de aquellos tomos estaba una lecci\u00f3n de alegr\u00eda que es, en s\u00ed misma, toda una obra de arte. Considerado un fot\u00f3grafo fundacional, un involuntario maestro de maestros, Lartigue es tambi\u00e9n un faro que apunta hacia la sensibilidad y talento que requiere atrapar la felicidad, esa palabra cuyo valor profundo parece hoy perdido y que solo hombres como \u00e9l han sabido preservar con su obra.<\/p>\n

Ciento treinta y cinco de sus famosas fotograf\u00edas, todas en blanco y negro, estar\u00e1n durante todo este verano en la Sala San Benito de Valladolid, que adem\u00e1s cuenta con el documental\u00a0Le si\u00e8cle en positif<\/em>\u00a0para completar un recorrido que viaja por la vida y por el siglo de este singular pionero de la fotograf\u00eda autobiogr\u00e1fica e hist\u00f3rica.<\/p>\n

Organizada por diChroma photography en colaboraci\u00f3n con la Asociaci\u00f3n de Amigos de Jacques Henri Lartigue y el Ministerio de la Cultura de Francia, las im\u00e1genes que se exponen (algunas in\u00e9ditas) proceden de la Donation Jacques Henri Lartigue de Charenton. \u201cLartigue se inscribe en la historia de lafotograf\u00eda<\/a>\u00a0moderna por su calidad gr\u00e1fica excepcional, por su expresi\u00f3n del movimiento y por la diversidad de medios de expresi\u00f3n que emple\u00f3 cuando ‘jugaba a hacer fotograf\u00edas\u201d, afirma la comisaria, Anne Morin, quien recuerda que para Lartigue, que se consideraba ante todo pintor, la c\u00e1mara solo era eso, un juguete que en sus manos acab\u00f3 convertido en una poderosa arma de expresi\u00f3n. Sus fotos son famosas por su ligereza, por su manera de captar la velocidad y el vuelo, por sus saltos, sus risas, por la belleza de sus mujeres, por la \u00e9poca que documenta, pero ante todo lo son porque descubrieron la capacidad revolucionaria de la fotograf\u00eda moderna.<\/p>\n

Las pinturas del fot\u00f3grafo apenas son hoy conocidas pero las im\u00e1genes que tom\u00f3 durante su vida son ic\u00f3nicas. Lartigue empez\u00f3 a disparar cuando ten\u00eda 6 a\u00f1os. Fue un ni\u00f1o enfermizo y en esa vulnerabilidad f\u00edsica se encuentra la llave de su talento. Ten\u00eda miedo a perder lo que ten\u00eda. De ese temor naci\u00f3 su relaci\u00f3n con la fotograf\u00eda. Con una obsesi\u00f3n autobiogr\u00e1fica que no era propia de su tiempo, Lartigue, el eterno diletante, quiso atrapar su mundo porque desde muy pronto tuvo conciencia de que lo perder\u00eda. Su familia, sus juegos, las reuniones de amigos, sus esposas y sus amantes, como la modelo rumana Ren\u00e9e Perle… Todo qued\u00f3 atrapado en las p\u00e1ginas de sus \u00e1lbumes, donde nadie podr\u00eda arrebatarle lo que amaba. Una afici\u00f3n llevada al extremo. \u201cLartigue es uno de los referentes visuales m\u00e1s importantes del siglo XX. Fue testigo privilegiado de una \u00e9poca, todo lo que le importaba realmente suscit\u00f3 en \u00e9l un af\u00e1n de fijarlo, de conservarlo, y sobre todo de no perderlo\u201d, dice Morin. El fot\u00f3grafo nos abre las puertas de su mundo de forma tan elegante que en ning\u00fan momento el espectador es un intruso.<\/p>\n

A principios de los a\u00f1os sesenta Charles Rado, de la Agencia Rapho, le present\u00f3 a John Szarkowski, entonces un joven conservador\u00a0MoMA de Nueva York<\/a>. Aquello cambi\u00f3 su vida. En 1963 Szarkowski mont\u00f3 una exposici\u00f3n que llamar\u00eda la atenci\u00f3n de una rutilante estrella de la imagen,\u00a0Richard Avedon<\/a>, que se qued\u00f3 fascinado con el trabajo del franc\u00e9s, entonces un hombre de 69 a\u00f1os. Juntos editar\u00edan su primer libro,\u00a0Diario de un siglo<\/em>, hoy considerado una pieza angular de la historia de la fotograf\u00eda.<\/p>\n

Lartigue, que en sus secuencias segu\u00eda muchas veces las pautas propias del montaje de cine, confesaba que \u00e9l era el primer sorprendido con su trabajo: \u201cLo m\u00e1s apasionadamente divertido de la fotograf\u00eda es que, siendo en apariencia un arte superficial, logra atrapar cosas en las que yo ni siquiera me hab\u00eda fijado\u201d. La c\u00e1mara como instrumento de la memoria y del subconsciente. Detr\u00e1s de tanto encanto un mensaje desesperado, como dijo el historiador del arte Cl\u00e9ment Ch\u00e9roux al compararlo con Marcel Proust. \u201cLa diferencia es que Proust usaba la fotograf\u00eda a posteriori, para recrear un recuerdo, mientras que Lartigue lo hac\u00eda a priori, como un ant\u00eddoto al olvido\u201d.<\/p>\n

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