Adolf Hitler<\/a>\u00a0ha dado comienzo al segundo conflicto mundial de la Historia, e Italia es su gran aliada. El embajador estadounidense en Roma comunica a Vaccaro, a trav\u00e9s de un telegrama, que debe volver r\u00e1pidamente a EE UU. Pisar\u00e1 finalmente Nueva York el d\u00eda de Acci\u00f3n de Gracias de ese mismo a\u00f1o. Y all\u00ed retomar\u00e1 los estudios.<\/p>\nNew Rochelle, Estado de Nueva York. En agosto de 1942, con los Estados Unidos ya en guerra, compr\u00f3 y descubri\u00f3 a su gran amiga: la Argus C3, una de las c\u00e1maras fotogr\u00e1ficas m\u00e1s populares en Norteam\u00e9rica con el formato 35 mil\u00edmetros. Ser\u00e1 la primera de Tony Vaccaro.<\/p>\n
Como muchos otros j\u00f3venes de la \u00e9poca, decide alistarse voluntariamente en el ej\u00e9rcito para la campa\u00f1a europea. \u201cMostr\u00e1ndoles mi porfolio, ped\u00ed a mis superiores que me dejaran documentar los movimientos de la Divisi\u00f3n 83 de Infanter\u00eda, y aceptaron. Desde entonces fui un soldado con c\u00e1mara\u201d. Esos movimientos militares empezar\u00e1n en junio de 1944. En Normand\u00eda.<\/p>\n
Vaccaro no desembarc\u00f3 el c\u00e9lebre 6 de junio, pero lleg\u00f3 dos semanas m\u00e1s tarde a las costas de Omaha Beach. En una mano, la Argus C3; y en la otra, un fusil M1. No s\u00f3lo recuerda el dolor de cuando lo hirieron en Isigny-sur-Mer (Francia). \u201cCuando mataba en el frente lloraba como un ni\u00f1o\u201d, confiesa no sin amargura 70 a\u00f1os despu\u00e9s.<\/p>\n
La imagen m\u00e1s emblem\u00e1tica de la obra del veterano fotoperiodista se resume en un beso. Mediados de agosto de 1944. El sargento Gene Costanzo, de la Divisi\u00f3n 83 de Infanter\u00eda, le da un beso en la mejilla derecha a la peque\u00f1a No\u00eblle mientras el pueblo de Saint-Briac-sur-Mer (Francia) baila celebrando el final de la opresi\u00f3n nazi. Es\u00a0El beso de la liberaci\u00f3n<\/em>.<\/p>\nNunca olvidar\u00e1, sin embargo, su foto m\u00e1s cruda: \u201cEstaba en Hohenlepte (Alemania). Una mujer alemana violada estaba tirada en una zona de tierra hundida, con un cuchillo clavado en los genitales\u201d. Era el 8 de mayo de 1945. \u201cEl d\u00eda que acab\u00f3 la guerra\u201d, aclara casi lamentando esa llegada a destiempo. Para \u00e9l es la peor escena posible, por miles de razones: \u201cLa mujer es la creaci\u00f3n m\u00e1s importante que tenemos en nuestra vida. Es nuestra madre, nuestra esposa, nuestra hija\u201d. Al tomar fotos como esta \u00faltima, Vaccaro percibi\u00f3 su punto de inflexi\u00f3n: \u201cNot\u00e9 que, aun siendo un soldado, ten\u00eda la obligaci\u00f3n de denunciar lo que mis ojos ve\u00edan\u201d. Es claro: \u201cEn ese instante, al darme cuenta de que necesitaba ser testigo del dolor, reconoc\u00ed que me hab\u00eda convertido en un periodista\u201d.<\/p>\n
Al finalizar el conflicto, y 8.000 fotograf\u00edas despu\u00e9s, Vaccaro trabaj\u00f3 en los a\u00f1os cincuenta para revistas como\u00a0Flair<\/em>,\u00a0Look<\/em>,\u00a0Venture<\/em>\u00a0y, sobre todo,Life<\/em>. Fue la \u00e9poca en la que vivi\u00f3 entre Nueva York y Roma, en plena era Cinecitt\u00e1. Es la etapa que dedica a los grandes retratos: Shirley MacLaine, Marlon Brando, Charles Chaplin, Sof\u00eda Loren, Maria Callas, Federico Fellini y Pablo Picasso, entre otros.<\/p>\nNo cree que el mundo haya cambiado mucho desde que \u00e9l ten\u00eda 20 a\u00f1os. \u201cLa tragedia del ser humano hoy son las Naciones Unidas. Puedo ver la sede desde las ventanas de mi casa en Nueva York y siempre que me asomo pienso en su inutilidad. El mundo necesita un gu\u00eda\u201d.<\/p>\n
No duda en aconsejar a los profesionales de hoy: \u201cEl fotoperiodismo siempre tiene que contar la verdad. Pero para hacerlo, tambi\u00e9n hay que saber d\u00f3nde est\u00e1n las historias para desplazarse all\u00ed donde est\u00e9n. Y contarlas\u201d.<\/p>\n
Tony Vaccaro, aquel ni\u00f1o italoamericano que le\u00eda la vida en los rostros de los vecinos de sus abuelos, hoy, con 91 a\u00f1os, sigue poniendo cara \u2014y palabras\u2014 al horror y a la esperanza presentes durante la Segunda Guerra Mundial. Una guerra en la que quiso participar sin saber entonces cu\u00e1nto dar\u00eda luego por denunciarla, como soldado y tambi\u00e9n como fot\u00f3grafo. Tras miles de disparos.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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El Pa\u00eds \/ A los 21 a\u00f1os, Tony Vaccaro (Greensburg, Estados Unidos, 1922) era un soldado de Infanter\u00eda del ej\u00e9rcito americano en la Segunda Guerra Mundial, que vivi\u00f3 entre 1944 y 1945 desde la batalla de Normand\u00eda hasta la llegada de los aliados a Berl\u00edn, pasando por Luxemburgo y B\u00e9lgica. Hoy, con 91 a\u00f1os, es una suerte de Robert Capa que sigue vivo para recordar su paso por aquellos acontecimientos hist\u00f3ricos.<\/p>\n