uantoksEl Museo de la Evolución Humana (MEH) inauguró el pasado diciembre el espacio Biodiversidad con la exposición ‘Uantoks. Las expediciones a las tierras altas de Papúa-Nueva Guinea’, que da testimonio de los viajes de Pedro Saura a esta zona del planeta a través de fotografías y objetos de carácter etnográfico.

   La muestra, según informaron a Europa Press fuentes del espacio cultural, permitirá dar conocer paisajes y poblados remotos de una parte del mundo «ignorada hasta fechas recientes» e inaugurará el espacio Biodiversidad, «en el que se mostrará la relación entre el ser humano y el medio natural en el que se desarrolla su evolución biológica y cultural».

Comisariada por el propio Pedro Saura y Milagros Algaba, la exposición ‘Uantoks. Las expediciones de Pedro Saura a las tierras altas de Papúa-Nueva Guinea’ se aproxima a uno de los países del mundo con mayor diversidad étnica y lingüística, «probablemente producto de una historia muy antigua de la que aún queda mucho por saber» y se enmarca en los objetivos del Museo de la Evolución Humana.

De este modo, la muestra pretende acercar al visitante a una zona del planeta «muy desconocida» hasta hace poco tiempo, con selvas impenetrables y flanqueados por montañas cubiertas por nieves perpetuas y volcanes activos y donde perviven tribus que mantienen formas de vida inalteradas desde hace miles de años.

A través de fotografías y una colección de objetos etnográficos se dan a conocer exóticos paisajes y poblados remotos, así como el espectáculo de las sofisticadas ceremonias que articulan la enorme variedad de grupos humanos que pueblan esas tierras.

Pedro Saura, catedrático de fotografía en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, viajó a Papúa-Nueva Guinea en 1983 y decidió documentar, antes de su desaparición, tierras y pueblos que son un testimonio vivo de lo que pudo ser la prehistoria en cualquier rincón del mundo.

Así, tanto en ese viaje como en los que realizaría en 1985, 1988, 1991 y 1994, filmó y fotografió paisajes y escenas de la vida cotidiana   en las que los habitantes de las Tierras Altas utilizan todo aquello que les ofrece su entorno natural.

«A pesar de ser pueblos guerreros, los problemas entre las tribus se acaban dirimiendo más en las celebraciones que en la guerra, por tanto lograr el atuendo más vistoso y la decoración corporal más colorida y original constituyen unos de las metas más importantes en la vida de los miembros de las tribus», han explicado las mismas fuentes.

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