ALBERTO-GARCIA-ALIX_Elena-Mar-Odalisca-en-mi-Patio,-1987Cristina Fanjul / «En la imagen desenfocada encuentro ahora el alma de la fotografía». El artista leonés Alberto García Alix protagonizó ayer un encuentro con los alumnos del IES Juan del Enzina en el que profundizó en su labor creativa. El fotógrafo mostró a los alumnos dos proyecciones. En la primera de ellas, sus imágenes comparten espacio con la música de Daniel Melingo. La segunda profundiza en la dimensión literaria de su proyecto creador, convirtiendo la palabra en el eje alrededor del cual gira su talento visual.

Y es que García Alix no deja de escribir, una pasión que, según él mismo ha asegurado en más de una ocasión, le atormenta. Una vocación, por lo tanto, si seguimos la pauta de Capote: «Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo, y el látigo es únicamente para autoflagelarse». Sin embargo, en el documental que proyectó ayer demostró que es capaz de encontrar la palabra justa, la que emociona y aumenta las visiones que ofrece su lenguaje visual. Nada que objetar si a su potencia artística se une el talento literario en el que se apoya. Sus maestros, Conrad y Céline, fueron capaces de inmiscuirse en las simas del espíritu que guía la vida.

Montaje teatral y poético

Fueron más de dos horas de ‘clase magistral’, un regalo se abrió para que los estudiantes tuvieron la oportunidad de interrogar al artista. A partir de ahora, el trabajo corre del lado de los alumnos, que tendrán que realizar una revista y un montaje teatral, fotográfico y poético a partir de sus confesiones. Alberto García Alix regresará en mayo —todo depende de una agenda internacional de vértigo— para comprobar hasta qué punto los estudiantes han sido capaces de interiorizar su argumentario.

El fotógrafo se refirió a su relación con la cámara, aseguró que, poco a poco, su convivencia se fue modificando hasta que la realidad que transmite se basa en un diálogo entre ambos. Habló del blanco y negro, de por qué prescinde del color y la razón por la cual no ha querido ‘traicionar’ a sus viejas cámaras para entrar en el mundo digital. Y eso que en el futuro ya no hay espacio para todo lo que so sea la rapidez, por lo general objeto de lo efímero, y ya casi no encuentra carretes en los que volcar su introspección. Destacó que el proceso analógico le permite, como en una gestación, seguir creando la fotografía hasta el final, durante todo el proceso que comprende desde el momento primigenio en el que decide a qué instante imprimirle la naturaleza de perpetuidad hasta el del revelado. «Durante esos días, la foto sigue estando dentro de mí», aseguró.

García Alix permitió a los estudiantes leoneses inmiscuirse en su introspección y les abrió la puerta de su creación literaria, les aseguró que el arte es un trabajo concienzudo y cómo en su expresión la realidad siempre aparece de manera segmentada, tal vez porque en este mundo cada una de las piezas del puzzle atesoran toda la realidad. «Fotografío todo aquello que se encuentra en un entorno favorable», dijo, limitando su paso por La Movida con un lacónico «Soy producto de una época».

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